Los cicerones de Carlos Amigo en su recorrido por la Pasión astorgana
El arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo, ha invitado este sábado 1 de abril a vivir la Semana Santa de Astorga. El pregón ofrecido en la Catedral lo dedicó a los hermanos Bernardo y Hortensio Velado Graña, "todo cuanto he podido comprender, y así se lo he contado hoy a ustedes, me lo enseñaron dos insignes maestros astorganos". Con estas palabras ponía el punto final al discurso con el que Astorga inicia el recorrido por la Pasión de Jesús.
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El pregonero se puso en la piel del peregrino que camina hacia Compostela y hace un alto en el Camino en Astorga, "posada y estadía bien puede ser esta ciudad antigua y noble con devoción afamada. Visitaremos templos y calles y nos pondremos junto a cofradías y hermandades y vestiremos túnicas y paparrones. Estamos en Semana Santa". Y en ese papel de visitante, Carlos Amigo eligió como cicerones a los hermanos Velado Graña: "Mira las manos divinas / (recomienda don Bernardo Velado) taladradas por los clavos, / ellas hicieron el mundo / y lo siguen abrazando".
El arzobispo emérito de Sevilla hizo un recorrido por los elementos destacados de la Semana Santa astorgana: la fe, con "la cruz, signo antiguo de contradicción, ya no es ignominia, sino señal del inconmensurable amor de Cristo"; las imágenes, con "los crucificados y nazarenos, María Santísima de la Soledad, de los Dolores, de la Piedad, Virgen Dolorosa...."; las cofradías, de las que dijo que "es evidente que ni se puede reducir la religiosidad popular a las cofradías, ni tampoco prescindir de ellas", destacando su protagonismo durante todo el año; la familia, con la referencia a los niños y La Borriquilla con la que "hasta las campanas de Rectivía se vuelven niñas"; la cultura y todas las tradiciones de la Semana Santa astorgana "señales inconfudibles de una cultura propia" como "las bollas, las trombas, las marchas de las bandas musicales, la de cornetas y tambores, la Salve de Sancti Spiritus, el Vil Populacho, las antiguas carracas... Y el silencio, que es la más profunda armonía del alma"; y, por último, la Iglesia "leal al mensaje de Cristo y dialogante con todos los hombres y todas las culturas".
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De Astorga aseguró que "es algo más que una ciudad antigua y noble, llena de historia y de momentos que señalan épocas esplendorosas (...) porque es un espíritu, una forma de ser, unas costumbres, una familia, una música y muchos silencios, una idiosincrasia, un espíritu, una religiosidad, una Semana Santa".
Y en el epílogo, el pregonero recordó las palabras del poeta Leopoldo Panero: "su voz es cierta aunque me llegue rota; y sus manos no son manos, aunque ciegas; y su calor de mis latidos nace; y aunque no entiendo bien si de mí hablan, yo en todas las palabras me arrodillo del Credo, hasta llegar a las postreras, con un latido del sepulcro abierto, y de lienzo rasgado de repente...".
El acto organizado por la Junta Profomento de la Semana Santa finalizaba con un concierto a cargo del trío de cuerda formado por Daniel González, Sara Martínez y Elena Martínez, en el que interpretaron obras de Pachelbel, Albinoni, J.S. Bach, Handel, Schubert y Massenet.
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El pregonero se puso en la piel del peregrino que camina hacia Compostela y hace un alto en el Camino en Astorga, "posada y estadía bien puede ser esta ciudad antigua y noble con devoción afamada. Visitaremos templos y calles y nos pondremos junto a cofradías y hermandades y vestiremos túnicas y paparrones. Estamos en Semana Santa". Y en ese papel de visitante, Carlos Amigo eligió como cicerones a los hermanos Velado Graña: "Mira las manos divinas / (recomienda don Bernardo Velado) taladradas por los clavos, / ellas hicieron el mundo / y lo siguen abrazando".
El arzobispo emérito de Sevilla hizo un recorrido por los elementos destacados de la Semana Santa astorgana: la fe, con "la cruz, signo antiguo de contradicción, ya no es ignominia, sino señal del inconmensurable amor de Cristo"; las imágenes, con "los crucificados y nazarenos, María Santísima de la Soledad, de los Dolores, de la Piedad, Virgen Dolorosa...."; las cofradías, de las que dijo que "es evidente que ni se puede reducir la religiosidad popular a las cofradías, ni tampoco prescindir de ellas", destacando su protagonismo durante todo el año; la familia, con la referencia a los niños y La Borriquilla con la que "hasta las campanas de Rectivía se vuelven niñas"; la cultura y todas las tradiciones de la Semana Santa astorgana "señales inconfudibles de una cultura propia" como "las bollas, las trombas, las marchas de las bandas musicales, la de cornetas y tambores, la Salve de Sancti Spiritus, el Vil Populacho, las antiguas carracas... Y el silencio, que es la más profunda armonía del alma"; y, por último, la Iglesia "leal al mensaje de Cristo y dialogante con todos los hombres y todas las culturas".
De Astorga aseguró que "es algo más que una ciudad antigua y noble, llena de historia y de momentos que señalan épocas esplendorosas (...) porque es un espíritu, una forma de ser, unas costumbres, una familia, una música y muchos silencios, una idiosincrasia, un espíritu, una religiosidad, una Semana Santa".
Y en el epílogo, el pregonero recordó las palabras del poeta Leopoldo Panero: "su voz es cierta aunque me llegue rota; y sus manos no son manos, aunque ciegas; y su calor de mis latidos nace; y aunque no entiendo bien si de mí hablan, yo en todas las palabras me arrodillo del Credo, hasta llegar a las postreras, con un latido del sepulcro abierto, y de lienzo rasgado de repente...".
El acto organizado por la Junta Profomento de la Semana Santa finalizaba con un concierto a cargo del trío de cuerda formado por Daniel González, Sara Martínez y Elena Martínez, en el que interpretaron obras de Pachelbel, Albinoni, J.S. Bach, Handel, Schubert y Massenet.
