Redacción
Sábado, 05 de Abril de 2014
"Los días santos se acercan irremisiblemente"
![[Img #8664]](upload/img/periodico/img_8664.jpg)
"Tengo que confesar que para mí es un auténtico privilegio y un motivo de orgullo anunciarles en esta tarde de abril, con fríos y solemnidades catedralicias, la próxima celebración de la Semana Santa de nuestra querida Astorga". De esta manera, el periodista Ángel María Martínez Fidalgo, iniciaba un pregón redactado desde el profundo sentimiento de conocer cada momento de los "días santos" que "se acercan irremisiblemente".
Sentado delante del altar mayor de la catedral de Astorga, ante las autoridades y el numeroso público que se congregó para escucharle, Ángel María Martínez Fidalgo desgranó un pregón cargado de emoción, en el que prevalecieron sus vivencias personales contrapunteadas por citas y percepciones de escritores y filósofos como Leopoldo Panero, José Antonio Carro Celada, Unamuno, Séneca o San Agustín.
En su niñez sus dos referencias esenciales fueron el "toque anunciador de bombo y trompetas de los Morlas" y Cañinas "un personaje con el que me amenazaba mi madre después de una travesura o ante mi frencuente falta de apetito en las comidas", recordó. El Vil Populacho, la procesión del Santo Entierro o "las hileras interminables de seminaristas con sotana y sobrepelliz impecablemente almidonada" de su infancia, dieron paso en los años 80 a su incorporación en la Hermandad de los Cabelleros del Silencio. Aunque la sustancia de la Pasión astorgana de Angel María Martínez Fidalgo se centra en la imagen de la Virgen de los Dolores y en el atrio de la parroquia de San Bartolomé, "para mí el espacio más sustancial de la Semana Santa", del que detalló cada emoción, cada paso y dificultad que deben sortear los braceros -él mismo- para sacar a la imagen de Juan de Rozas en andas.
En sus palabras recordó de manera especial a José Manuel Santos por logar "aunar impulsos, dedicaciones, desvelos e ilusiones" en los años 80, cuando la Semana de Pasión vivió una de sus crisis. No ha sido la única, el pregonero relató la de principios del siglo XX de la que se salió gracias a la intervención de su abuelo, Nicesio Fidalgo, "en su condición de director del periódico 'La Luz de Astorga', junto al alcalde y el obispo Alcolea".
El texto creado por el pregonero para avisar que hay que ir preparando las túnicas, los cíngulos y los capirotes, comenzó aclarando que la pluma fue dirigida por un "católico, apostólico y astorgano", que cree que los componentes, "el tradicional y el turístico, no deben alejarnos del verdadero significado de esta celebración, que conmueve y asombra a los que la viven en la lógica de Dios". No le cabe ninguna duda a Martínez Fidalgo que si Astorga se convierte durante estos días "en un espacio escénico único se debe a una tradición de siglos, a unas creencias muy enraizadas, y a un sentimiento de vivencia colectiva y compartida de la Semana Santa", pero sobre todo a la buena batuta con la que la dirige la Junta Profomento y a la implicación de los cerca de 6.000 cofrades.
El acto finalizó con el concierto de la Orquesta Profesional de Cuerda del Conservatorio 'Ángel Barja', que interpretó obras de Corelli y J.S. Bach.
"Tengo que confesar que para mí es un auténtico privilegio y un motivo de orgullo anunciarles en esta tarde de abril, con fríos y solemnidades catedralicias, la próxima celebración de la Semana Santa de nuestra querida Astorga". De esta manera, el periodista Ángel María Martínez Fidalgo, iniciaba un pregón redactado desde el profundo sentimiento de conocer cada momento de los "días santos" que "se acercan irremisiblemente".
Sentado delante del altar mayor de la catedral de Astorga, ante las autoridades y el numeroso público que se congregó para escucharle, Ángel María Martínez Fidalgo desgranó un pregón cargado de emoción, en el que prevalecieron sus vivencias personales contrapunteadas por citas y percepciones de escritores y filósofos como Leopoldo Panero, José Antonio Carro Celada, Unamuno, Séneca o San Agustín.
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En su niñez sus dos referencias esenciales fueron el "toque anunciador de bombo y trompetas de los Morlas" y Cañinas "un personaje con el que me amenazaba mi madre después de una travesura o ante mi frencuente falta de apetito en las comidas", recordó. El Vil Populacho, la procesión del Santo Entierro o "las hileras interminables de seminaristas con sotana y sobrepelliz impecablemente almidonada" de su infancia, dieron paso en los años 80 a su incorporación en la Hermandad de los Cabelleros del Silencio. Aunque la sustancia de la Pasión astorgana de Angel María Martínez Fidalgo se centra en la imagen de la Virgen de los Dolores y en el atrio de la parroquia de San Bartolomé, "para mí el espacio más sustancial de la Semana Santa", del que detalló cada emoción, cada paso y dificultad que deben sortear los braceros -él mismo- para sacar a la imagen de Juan de Rozas en andas.
En sus palabras recordó de manera especial a José Manuel Santos por logar "aunar impulsos, dedicaciones, desvelos e ilusiones" en los años 80, cuando la Semana de Pasión vivió una de sus crisis. No ha sido la única, el pregonero relató la de principios del siglo XX de la que se salió gracias a la intervención de su abuelo, Nicesio Fidalgo, "en su condición de director del periódico 'La Luz de Astorga', junto al alcalde y el obispo Alcolea".
El texto creado por el pregonero para avisar que hay que ir preparando las túnicas, los cíngulos y los capirotes, comenzó aclarando que la pluma fue dirigida por un "católico, apostólico y astorgano", que cree que los componentes, "el tradicional y el turístico, no deben alejarnos del verdadero significado de esta celebración, que conmueve y asombra a los que la viven en la lógica de Dios". No le cabe ninguna duda a Martínez Fidalgo que si Astorga se convierte durante estos días "en un espacio escénico único se debe a una tradición de siglos, a unas creencias muy enraizadas, y a un sentimiento de vivencia colectiva y compartida de la Semana Santa", pero sobre todo a la buena batuta con la que la dirige la Junta Profomento y a la implicación de los cerca de 6.000 cofrades.
![[Img #8666]](upload/img/periodico/img_8666.jpg)
El acto finalizó con el concierto de la Orquesta Profesional de Cuerda del Conservatorio 'Ángel Barja', que interpretó obras de Corelli y J.S. Bach.