Miguel García Bañales
Martes, 15 de Abril de 2014

Eugenio Curiel, director del Instituto de Astorga (1933-1936), una cabeza brillante que apagó la intolerancia (I)

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El día 15 de abril se cumplen ya 80 años desde que se inauguró el primer Instituto Elemental de Segunda Enseñanza  de Astorga. Este instituto tuvo sus antecedentes en un Instituto Local que se inauguró en 1869  y que se cerrará en 1874: el Instituto no volverá hasta 1933, ya en época republicana.
 
Hoy los máximos detractores del Régimen Republicano (1931-1936) dicen que el único y brillante logro en dicha época será la educación; aunque se me ocurren muchos más, creo que el principal fue establecer la Democracia Parlamentaria en España, que más tarde se quebró (en realidad la quebraron los de siempre).
 
Para el Instituto de Astorga será designado como director Eugenio Curiel, que era  licenciado en Derecho e Historia y que tenía 29 años. Este, aunque que nace en Ferrol, se educará y formará en Valladolid, que es donde reside a partir de su adolescencia. Eugenio se enriquecerá culturalmente por la influencia de la Libre Enseñanza, de la Universidad de Verano de Santander y por la influencia de su hermano Luis que traerá nuevas “ideas avanzadas”, no sólo por sus continuas estancias en Francia desde muy joven, si no también porque Luis tendrá una gran relación con la generación del 27, ya que estaba  de catedrático en Santander. Eugenio seguirá una línea política republicana de izquierda moderada, que se irá suavizando, aún más, en el tiempo. (ver Eugenio Curiel, su infancia, su familia, sus títulos universitarios, su militancia republicana antes de llegar a Astorga).
 
Curiel y su claustro de profesores llegarán a Astorga a finales de 1933 y se encontrarán que tienen que partir de cero y, además, con una gran oposición por parte de la oligarquía de la ciudad, en especial la Iglesia que se ve seriamente afectada por la nueva Ley que le impide el lucro en la enseñanza. El éxito del Instituto se plasmará tan rápidamente, que la ciudad les mostrará su afecto y su reconocimiento. (ver Eugenio Curiel en Astorga. El Instituto de Astorga en el siglo XIX. El nuevo Instituto, su claustro de catedráticos, año 1933).
 
Durante los años 1934 y 1935, es decir a partir de la inauguración del Instituto, se desarrollará todo con normalidad y se culminará con la concesión de un Instituto Nacional, que con ello evitaba la nueva ley que perjudicaba mucho a la ciudad. Eugenio comenzará una gran amistad con el catedrático de Latín, Bernardo Blanco, sacerdote y nacido en el barrio de San Andrés, que se quebrará con el 'paseo' de ambos en 1936: hay una referencia de que probablemente morirán abrazados. (Ver Eugenio Curiel en Astorga. El Instituto Elemental de Astorga se convierte en Nacional, años 1934 y 1935).
 
Comienza el año 36 con Curiel participando en la campaña electoral. El Instituto seguirá su vida diaria con normalidad hasta que el 20 de julio de 1936 empieza la Sublevación y la Guerra en Astorga. En estas fechas Eugenio se encuentra veraneando en Vigo y volverá a Astorga para realizar los exámenes de septiembre. En octubre de este año Curiel será detenido con otros profesores, uno de ellos era Bernardo, el sacerdote, y ambos serán paseados seguramente en Estébanez en la noche del día 1 de noviembre de 1936. (ver El Instituto de Astorga, en 1936. La Guerra y la muerte de Eugenio Curie).
 
Comenzada la Guerra empezarán las depuraciones de maestros y catedráticos y se ve claramente que uno de los enemigos principales para los que sublevan era la Educación. A los catedráticos y personal administrativo del Instituto de Astorga intentarán depurarlos a todos, fueran políticamente de izquierdas o de derechas. (Ver Se cierra el Instituto. La depuración de los catedráticos y del resto del personal del Instituto).
 
La muerte de Eugenio Curiel y Bernardo Blanco estremece. Me pregunto muchas veces porqué los mataron. Siendo tan buenas personas, tan queridas en la ciudad y tan inocuas para el nuevo régimen: ¡por qué los asesinaron! Hoy siguen Bernardo y Eugenio en una fosa “abrazados”, perdidos, abandonados y olvidados: ¡por qué! (ver Eugenio Curiel, por qué lo mataron, por qué en esa fecha. La deuda de la dignificación). 
 
A Enrique, Ana María y a José Manuel, con mi afecto
 
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