Samuel Yebra Pimentel
Domingo, 16 de Noviembre de 2014

Volanderas de Manual de Ultramarinos

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Librastrófilos es tan solo el título de las Volanderas de ‘Manual de Ultramarinos’, una editorial en ciernes que a decir verdad gusta de ocultarse, y eso que ya va hacia su cuarto libro.               


Las Volanderas se entregan a cada nueva publicación y su temática es de ocasión. La primera lleva por título “Vendedores del libros en el rastro. Tipología psicobiológica”. Su autor se apunta al seudónimo y firma con el de ‘Amanuense’. Se trata de “un intento de clasificar la diversa fauna entre los vendedores de libros que bulle por el rastro de León”. Se pasa lista y se cataloga con criterios hipocráticos o con los psicológicos de Eysenck o de Jung a toda la caterva de libreros, siempre con nombre fingido pero definitorio de su personalidad. Como en el caso de los ángeles en la taxonomía tomasiana, acá cada individuo hace especie; Tal vez haya más parecidos con la tipología canettiana en 'El testigo de oído' que con las caracterizaciones de Teofrasto. Entonces conocemos a Affábilis, Depositum, Espectador, Puntiglioso, Sísifo, Trapisondista etc. También asistimos a las argucias, picarescas y milandanzas de cada uno de ellos, incluso a las de unos pocos husmeadores que vienen con nombre propio o figurado.

 

Así de Nobilia se dice que se trata de un sujeto “en peligro de extinción. Encaja físicamente con el tipo leptosomo kretschmesiano, lamido, estirado, pelo lacio, ligeros caracolillos en la nuca, sienes despejadas, cabeza erguida, de movimientos lentos pero armónicos; pulcro, educado pero distante, de buena formación”. Del Trapisonda se ha dicho: “Rostro cetrino, mirada ladina, dolicocéfalo, pelo ralo, enjuto, a menudo zurdo. Lo suyo es el embrollo…” No son tipos, o si lo son no son tipologicos; son los ángeles. 

 

Las volanderas 2 y 3 vinieron juntas con la antología poética ‘Raros de tiempo’, y consisten respectivamente en ‘Escritores Secretos’, cuyo autor es Bruno Marcos, y en ‘Las Palabras de la Tribu’, por el Docto Spasavic.


‘Escritores Secretos’ consiste en un periplo valleinclanesco por unas cuantas librerías de viejo de León. En ese peregrinar, Larsen y Bruno, entran en contacto con el 'lumpenlibresco'. Acuden a una cita clandestina con un librero;  ya mientras lo aguardan detectamos signos de anomalía, de marginalidad: “dos yonquis remontaron un jardincillo pegándose, con esa desgana con la que se golpean ellos, sin fuerza. El local del librero estaba en una antigua carnicería”. Una desgana de títulos de libros derramados en el subsuelo es pórtico para el ensueño o recuerdo del librero; desde el brocal de su memoria descendemos por una escalinata de caracol hasta una bodega en un pueblo; le ha convocado un amigo suyo para que 'diquele' la biblioteca del tatuado. “Era una casa quemada, saltamos por los escombros” –tal vez encontraran por allí la basura de los yonquis-, “ascendimos por una escalera carbonizada”-sería la de caracol-, y “llegamos hasta una habitación y, allí, estaban los libros, los librastrófilos, en un recodo salvado del fuego”.

 

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Finaliza la volandera en unas reflexiones sobre el objeto de este arte de la escritura y la imposibilidad del reconocimiento de la valía de la misma salvo por un replicante, en los años venideros, de uno mismo. Sabia reflexión a lo Gorgias; “Si algo pudiera ser conocido aún sería incomunicable”. ¿Quién sería ese replicante que leería el comunicado?; pues aunque fuera uno mismo tuviera que ser otro; e incluso para ser uno mismo tendría que ser otro...


Aquí también se recuperan, -como si uno pudiera recuperarse a sí mismo, buscarse a sí mismo entre los libros de viejo, “¡Quand tu seras bien vieille!”- desde la memoria del librero/carnicero unos cuantos escritores recientes de León, ya están en el secreto. (Larsen había propuesto en su lúcido desvarío aumentar esa montonera con un libro recién publicado de Bruno)


‘Las Palabras de la Tribu’, escrito por el Docto Spasavic busca redefinir esas palabras que son emblema de los iniciados, pero que vienen estando gastadas, muy malgastadas. Se ven en la necesidad de rehacer el lenguaje para acotar su mundo. En ‘M.A.N.I.F.I.E.S.T.O’ se incita a una “visión rastrocéntrica como rasgo genuino de lo ultramarino, con algún argumento desentumecedor y llamamiento a la subversión y a la palabra nueva…” etc.


Entre otras redefiniciones nos encontramos con las de ‘I.N.C.U.N.AB.L.E’, ‘P.O.E.S.I.A’, ‘I.N.T.O.N.S.O’ y ‘E.N. R.A.M.A’, todos ellos vocablos de la carda y de la chusma libresca…En fin, un disparatario por vocabulario...


‘Epistolario Ultramarino’ de VV.AA., es la última de las Volanderas de ‘Manual de Ultramarinos’. Selecciona en esta ocasión algunos de los 'e-mails' entrecruzados por algunos de sus partícipes; búsquedas y devaneos alusivos a ese 'saber que se busca' o dándose por perdidos hasta de sí mismos en una jugarreta del lenguaje, caídos en su salvaguarda, se incapacitan de recuperar la palabra de origen, la que pudo llevarles a la equivocada y la maldita. En fin, trucos del lenguaje y de la muerte que diría Benjamin Lee Whorf.


T.S.S. incorpora a la volandera el potencial de autoreflexión, en tales vuelos se prenda del caudal de publicaciones que vienen a coronar;  “…Todo, lo apócrifo, lo real, lo hallado, lo decidido…se mezcla en un terreno alucinado y alegre, desmenuzado en cada pieza, del marcapáginas al suelto y al billetito de deliciosa anacronía”.

 

Más información:

manualdeultramarinos.blogspot.com.es

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