Juan Guerrero
Domingo, 02 de Agosto de 2020
Entrevista a Mariela Cordero, por Juan Guerrero

Mariela Cordero: Un cuerpo al que pudieras hacer arder

La poética de Mariela Cordero (Valencia, 1985) está contenida entre imágenes de un cuerpo que afirma su voz entre los escombros de una realidad maltrecha, ensangrentada y sola. Es una voz que recoge todas las hablas, miradas y laceraciones de aquellos despojos del ser. Persiste, sin embargo, la voz silente que ofrece en su realidad, la plenitud de un sentimiento que es belleza y resplandor en su agonía.

No es fácil asimilar tanta imagen, tanta densidad presentada en una estructura poética que narra y describe el desamparo, la desolación de esto que somos, este aullido sordo, este fracaso de almas que aman y anhelan el encuentro en otra tierra, en otro devenir.

Mariela Cordero es abogada, poeta, traductora y artista visual. Su poesía ha sido publicada en diversas antologías internacionales. Ha recibido distinciones, entre ellas: Premio de Poesía Alejandra Pizarnik, Argentina (2014). Premio Concurso Iberoamericano de Poesía Eular Granada, Ecuador (2015). Premio de Poesía Concorso Letterario Internazionale Bilingüe TraccePerLaMeta Edizione, Italia (2015). Premio Micropoemas en castellano, concurso TRANSPalabr@RTE, 2015. Premio Concurso Internacional de Poesía Aniversario Poetas Hispanos, España (2016). Parte de su poesía ha sido traducida al hindi, checo, serbio, shona, uzbeko, rumano, macedonio, hebreo, bengalí, inglés, árabe, chino, ruso, polaco. Tiene publicado dos libros de poesía: 'El cuerpo de la duda', (2013); 'El idéntico incendio', (2015). En la actualidad coordina las secciones, Poesía venezolana y Poetas del Mundo, en la revista de poesía, 'Poémame' (España). 

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De su libro inédito, 'El curso de las jaurías', presentamos el siguiente texto.

 

Un cuerpo al que pudieras hacer arder

No veas detrás de mí la ristra

de cadáveres

que parece asediarme y

seguirme

desde un territorio caluroso y

lejano. 

 

No veas el signo de desamparo

que hay en mis ojos,

febriles por ver tantos

incendios.

No veas en mi carne el

epítome de un país

ensangrentado.

 

No sientas en mi

estremecimiento

el temblor

de los que sufren,

este miedo es único y me

pertenece,

no distingas en mi voz

alaridos de aparecidos,

concédeme el privilegio

de una desolación propia.

 

No veas en mi rostro

celajes

de ninguna patria

danzando con la muerte.

 

Sólo quiero que veas este

cuerpo que soy,

sustancia persistente

sin espectros

piel y huesos.

Un cuerpo

al que pudieras hacer arder.

 

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Juan Guerrero: Mariela. Alguna vez afirmaste que en tu proceso de creación las imágenes llegaban a tu mente, se aglomeraban y luego, le dabas forma con las palabras. ¿Así surgen tus poemas?

 

 

Mariela Cordero: Así fue por un tiempo. Al principio todo era un cúmulo de imágenes y yo comencé a jugar con ellas. Las cambiaba de lugar, a veces las mezclaba sin orden alguno y era todo un poco inconexo, algo cubista. Pero luego se fue configurando una especie de orden y tras este ordenamiento de imágenes llegaron las palabras. Ahora esto ha cambiado, el poema se anuncia con un primer verso, una frase o sólo dos palabras juntas y luego va surgiendo todo lo demás.

 

 

¿Esa experiencia con las imágenes te viene acaso, por tu cercanía con la fotografía?

 

 

Sí, desde niña me he sentido atraída por el arte en general: la pintura, la fotografía y el cine, sobre todo. Creo que en mi poesía se puede encontrar algunas de estas referencias artísticas. Para mí la imagen y el poema están íntimamente ligados.

 

 

¿Llegas a la poesía desde la lectura? Lo pregunto porque recuerdo muy levemente que hace poco más de 15 años me abordaste por Internet, aún no existían como tal las redes sociales, para saber sobre escritores y creo, sobre aquel exitoso proyecto que fue el de las Cajas Viajeras.

 

 

En efecto, hace tiempo compartí en un portal literario que ya no existe, la historia de mi biblioteca personal. Creo que leíste esa historia y luego publicaste un artículo haciendo referencia a ella y a mi experiencia con las bibliotecas públicas y las Cajas Viajeras. De niña disfruté la posibilidad de llevarme a mi casa 7 libros de mi preferencia para leerlos a mi ritmo. Por lo general los leía muy rápido y solicitaba otra caja viajera. Definitivamente antes de ser poeta o escritora soy lectora. De ser lectora en general, pasé a ser también lectora de poesía y ya tenía aquellas imágenes en mi cabeza queriendo salir en forma escrita. 

 

 

Creo que para escribir primero hay que leer. Al menos en mi caso fue así. La lectura fue una especie de guía y oráculo en este sendero de la poesía.

 

 

Había olvidado ese dato del artículo que escribí, Mariela. Me interesó mucho leer tu experiencia con las Cajas Viajeras y cómo te habías acercado a sus libros, desde un pueblito, Belén, en el centro del país. Esa intensidad de lecturas se aprecia en tus textos.

 

 

Sí, desde que aprendí a leer (antes de empezar el preescolar) sentí la necesidad o más exactamente, la urgencia de leer. Primero leí todo lo que había en la casa, sobre todo libros de bachillerato de mis hermanos mayores, entre esos había algunos libros de obligatoria lectura, como por ejemplo Ana Isabel, una niña decente, de Antonia Palacios. Este libro me impresionó mucho pues igual que Ana Isabel yo también vivía frente a una placita. 

 

 

Luego de leer todo lo que había en casa, comencé a leer de a ratos lo que encontraba en casas de familiares o amistades. Y gracias a la Caja Viajera pude leer libros maravillosos como los cuentos de Hans Christian Andersen, en una desgastada pero preciosa edición. Ya en bachillerato compraba algunos libros por mi cuenta y actualmente sigo haciendo lo mismo.

 

 

Entre los temas que se aprecian en tu poética, destaca el silencio. Contrasta esto con el dramatismo de algunos otros textos, donde la fatalidad es presencia de un espacio, una tierra arrasada. ¿Es el dolor de vivir la realidad?

 

 

La poesía también es dolor. Forma parte de la vida y también siento que puede haber belleza tras el sufrimiento. Quizás la belleza reside en sobrevivir en medio de lo adverso. “Un festín en medio de la masacre” es un verso de uno de mis poemas. Hace tiempo tuve la oportunidad de conversar con el artista coreano, Seung Hwan Oh y él en esa oportunidad me dijo que puede existir belleza en la destrucción, una de sus exposiciones llamada Impermanencia inspirada también en el budismo, me hizo pensar que el dolor también es ‘impermanente’ y si lo escribo quiere decir que quizás ya ese dolor no está allí, quizás ya ha mutado, se ha convertido en algo más.

 

 

“Amar duele” dice la letra de una canción medio arrabalera que no recuerdo el nombre. ¿Será eso puro masoquismo, o una escala mayor del dolor/sufrimiento en la estética que nos lleva a lo que indicas como creación?

 

 

Me parece que es relativo. Todo dependerá de la dimensión del amor del cual estemos hablando. No creo que el masoquismo sea algo que exaltar. Existen, además, sufrimientos por causas muy banales que no me parecen nada admirables. Tampoco creo que la vida deba ser un sendero de desolación. Pero sí, a veces en el amor hay dolor. Por ejemplo: cuando un ser amado muere, el dolor es intenso pero el amor sigue allí intacto, no desaparece con la ausencia del amado. 

Estamos hablando de un amor que ha sobrevivido la alquimia del sufrimiento y probablemente se ha purificado y fortalecido. 

 

 

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Tu escritura incorpora cierta visión arquetípica, acaso ancestral. ¿Sigues transitando ese sendero donde el silencio es plenitud y colma el alma?

 

 

El silencio madura los frutos del alma. Es una cita atribuida a Maurice Maeterlinck que me resuena. Creo que el silencio encierra dentro de sí todo tipo de comunicación. El silencio es tan importante para la poesía como lo es para la música. Cada pausa o renglón en blanco nos habla de un silencio que también es significado. Siento que el silencio siempre estará en mis poemas, de allí surgen y es el silencio quien los moldea también.

 

 

En tu poesía se aprecia una acentuada presencia de la mitología helénica. ¿Sirven estos mitos, estos héroes antiguos para dar cuenta de esta historia del “aquí y el ahora”?

 

 

Siempre me he sentido atraída por la mitología helénica. Y siento que esta atracción se puede ver reflejada en algunos de mis poemas. El gran legado cultural de la antigua Grecia se palpa en la filosofía, el arte y la literatura occidental actual. Los mitos helénicos siguen vivos y rodean todo lo que conocemos.

 

 

Me interesa tu mención a la filosofía. En ese sentido, ¿podemos afirmar que tu poesía mantiene un fuerte tono reflexivo? ¿Indaga sobre el sentido trascendente de la poesía?

 

 

Creo que esa pregunta la podría responder mejor un lector o crítico de mi poesía. En mis poemas hay reflexión, pero también hay instantes de observación. A veces mi voz es protagonista o enmascara otro protagonista, y en otras ocasiones mi voz es sólo un testigo.

 

 

¿Hay voces, hablas que refieren siempre a un mismo creador, o eres múltiples e independientes voces en tus poemas?

 

 

Creo que un poeta puede dentro de su voz albergar muchas otras voces. Darle espacio a lo que ve, a lo que le rodea. En mi caso no sólo escribo desde mi yo como protagonista, sino que también puedo ser morada para otras voces.

 

 

¿Hablas desde la verdad o tus voces se entrelazan entre la verdad/mentira y fingen realidades?

 

 

Pues tendría que mirarse bien. ¿Qué es la verdad? Para comenzar, quizás es un terreno filosófico. Pero creo que la verdad es algo muy relativo. Y lo que para una voz sea verdad para otra quizás no lo sea. Lo que sí puedo decir es que hablo desde la esencia de cada voz.

 

 

Me gustaría que nos comentaras sobre tu experiencia como traductora de poesía y la difusión de poetas de otras lenguas. Además, tu vinculación con portales culturales. ¿Estás en eso muy activa?

 

 

Como lectora de poesía me agrada la experiencia de leer poemas en su idioma original. Ya había estudiado inglés y francés y comencé a aventurarme a traducir algunos poemas que me gustaban. A partir de 2017 ya comencé a traducir de manera más seria y a colaborar con algunos medios literarios, como ‘Liberoamérica’, revista Primera Página (México), ‘Poémame’ (España), donde coordino dos espacios, uno de poesía venezolana y otro de traducción donde presento la obra de poetas de distintos lugares del mundo. Y más recientemente estoy colaborando con el magazine ‘Luz Cultural’ (España), también con algunas traducciones de poetas, como Patrick Wiliamson, poeta inglés, y Jüri Talvet, poeta estonio.

 

 

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¿Qué características encuentras en la poesía de estos y otros autores que traduces y tus pares venezolanos?

 

 

Son poéticas muy diferentes. Como lectora disfruto leer poesía del mundo. He traducido poetas de lugares muy remotos, como Uzbekistán por ejemplo. Y creo que es una experiencia muy enriquecedora que me ha hecho viajar en sus letras. Son realidades muy distintas que se plasman en versos, otros paisajes, otros ojos y otras voces.

 

 

¿Cuál ha sido tu experiencia con el uso de las redes sociales para la difusión de la poesía? ¿Realmente hay público en las RRSS que leen poesía o son consumidores de imágenes?

 

 

Sí, creo en las redes sociales, he encontrado personas que disfrutan leer poesía. No es una inmensa mayoría, pero sí, existe un grupo de lectores que incluso, busca temas relacionados con la poesía en las redes sociales y crean pequeños espacios para comentar y compartir lo que están leyendo.

 

 

¿El neo lenguaje cibernético está incorporado a tu poesía o no es de tu interés?

 

 

Hasta el momento no he incluido esos términos. No digo que jamás vaya a hacerlo, pero hasta el momento no he sentido esa necesidad. Más bien soy un poco clásica en ese sentido.

 

 

¿Las referencias que haces sobre el desamparo, la cruel realidad, son acaso a un lugar, a una tierra en particular?

 

 

Puede ser Venezuela, o puede ser otro lugar donde se vivan esas circunstancias. El sufrimiento es algo demasiado humano y ceo que por ello puede padecerse en cualquier lugar, aunque las formas cambien.

 

 

Mariela. Pudieras comentarnos qué nuevos proyectos tienes, tanto en poesía como en la traducción y como artista visual.

 

 

Estoy escribiendo un poemario. Hay otro en conversaciones con una editorial. Respecto a la traducción, estoy trabajando en varias colaboraciones y hay un proyecto de traducir un libro de poesía y otro de ensayo. En el campo de lo visual, me gustaría retomar la creación pues hace tiempo le he dado mayor prioridad a mis proyectos literarios y los artísticos han quedado en pausa.

 

 

Para concluir, Mariela. ¿Cuál es tu apreciación sobre este tiempo que estamos viviendo? ¿Concluye una época y se inicia otra o, por el contrario, es la pesada roca que Sísifo carga en su eterna elevación y caída?

 

 

Definitivamente siento que concluye una época y comienza otra, pero la transición es compleja y dilatada. Se siente el colapso de viejas estructuras, el desplome de ciertas creencias y el caos que precede al orden, a un nuevo orden. Pienso que las formas de comunicarse, de relacionarse, de amar, de escribir y de vivir en general están mutando, dando paso a la nueva normalidad o a la nueva realidad.

 

 

Ese silencio que es tan denso en tu escritura y tu hacer, ¿mostrará en esta nueva realidad otro rostro, o permanecerá?

 

 

No podría decirlo con exactitud. Vivimos en la’ impermanencia’ y todo lo que existe está sujeto a cambio y a modificaciones. En ese océano cambiante estoy yo inmersa junto con la semilla de todo lo que pueda escribir. 

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