Javier Gutiérrez (Saberius)
Domingo, 11 de Septiembre de 2022
ENTREVISTA / Ethan Hawke, actor y director de cine

"La interpretación te transporta a una hermosa y nueva realidad que nunca hubieras imaginado"

curtiéndote como intérprete llegabas a ser consciente de que con ese trabajo que en principio no parece descubrir nada más allá del escenario, en realidad termina provocando, al igual que el propio trabajo del músico, un mágico momento: nos transporta a una hermosa y nueva realidad que nunca hubiéramos imaginado…

La mayor parte de los espectadores quizá le recuerden por haber interpretado al personaje de Todd Anderson, el melancólico alumno poeta de “El club de los poetas muertos” (“Dead Poets Society” (1989) de Peter Weir, junto a un revolucionario profesor de literatura al que daba vida Robin Williams, y que aún hoy día, a sus cincuenta y un años, sigue siendo el papel que mayor éxito comercial ha reportado al actor de Austin (Texas). No en vano, la crítica cinematográfica con la revista Variety a la cabeza, calificaría su actuación como ‘inolvidable’.

Sin embargo, Ethan Hawke quería regresar a la universidad, no estaba entre sus planes el convertirse en actor, y tras el éxito arrollador e inesperado de ‘El club de los poetas muertos’ no dejaría de recibir ofertas para realizar películas interesantes en lugares increíbles, razón que terminaría decantando su decisión de consolidarse en el mundo de la interpretación. (Más información al final de la entrevista)

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Javier Gutiérrez: Es inevitable comenzar hablando de tu estrecha relación con el realizador Richard Linklater con quien compartirías la mayor parte de sus títulos dentro del cine independiente…

 

Ethan Hawke: A veces resulta complicado hablar de él porque, en muchos aspectos se trataba de mi mejor amigo. Estamos hablando de una relación de más de doce años… Él ha sido una parte fundamental no sólo de mi carrera sino también de mi vida, porque he crecido a su lado y ha formado parte de mi educación cinematográfica. Gracias a él pude ofrecer buena parte de mis mejores registros como actor. Admiraba igualmente su fortaleza y resistencia a la hora de sacar adelante proyectos muy complejos desde el punto de vista de su producción y logística… En una ocasión me dijo: “Tienes que simular que tienes diecinueve años. Te reto a que salgas de ti mismo y te contemples de otra forma…”. Me aconsejaba que procurara hacerme invisible dentro del set, que apenas se notara mi ego y desde ahí comenzaría a nacer una interpretación verdaderamente interesante y poco pretenciosa… En esa ausencia de artificiosidad y presencia de la espontaneidad se basarían también mis películas como realizador… Así que comencé a hacer un autoanálisis, a mirar hacia mi interior, más que hacia mi exterior, logrando rubricar este tipo de actuación que consolidaba la credibilidad de un cine independiente basado igualmente en el mundo interior de sus personajes protagonistas… Este tipo de interpretación, además, también nos puede ayudar a nosotros, como personas, en muchos aspectos…

 

 

Esa clase de personajes que encarnarías dentro del cine independiente aparecían prefigurados por el Todd Anderson de ‘El club de los poetas muertos’…

 

Tienes razón… Aunque, por otra parte, ¿quién soy yo para decir que los personajes que interpretaba eran los mejores, los más brillantes, más que los de los actores que me rodeaban? (risas)… Debes trabajar como un orfebre una determinada figura que responde a la tipología del personaje que vas a representar con las herramientas que te proporciona el director… Pero siempre que esa propuesta llega a ti comienza a cambiar, la forma en que tú la sientes, cómo la abordas según tu experiencia emotiva y sentimental… Ahí entran en juego tus principios y valoraciones en torno a la vida, al amor, tu visión sobre las relaciones, etc… Y comienzas a realizar elecciones cada vez más importantes, procurando respetar en todo momento lo que tu pensamiento ha intuido como la intención original del director… Pero se trata de algo muy complejo, porque mientras procuras mantener el espíritu independiente del director, en ocasiones llegas a pensar inconscientemente cómo podrías, con tu interpretación, hacer más atractivo el personaje para un público cada vez más amplio, razón por la cual te estarías escorando, haciendo concesiones hacia un cine más comercial cuya impronta no albergaba originariamente el propio director…     

 

 

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El paso de la interpretación a la realización cinematográfica… ¿Fue algo natural?

 

Al principio los productores y los técnicos del set me decían: “Parece increíble que hayamos podido rodar la historia que tenías en mente en tan sólo cuatro meses, ya que en tu caso necesitarías hasta doce años…" (Risas)… Pero fue un aprendizaje muy rápido y muy fluido al que me ayudó mucho la experiencia como actor. En realidad todo ha surgido del trabajo constante nacido de los ensayos incesantes; curtiéndote como intérprete llegabas a ser consciente de que con ese trabajo que en principio no parece descubrir nada más allá del escenario, en realidad termina provocando, al igual que el propio trabajo del músico, un mágico momento: nos transporta a una hermosa y nueva realidad que nunca hubiéramos imaginado…

 

 

Todo ello parece un trasunto o metáfora de ‘Blaze’, el último filme como director que nos has presentado en la sala principal del Cine Doré, donde se realizan las proyecciones públicas de la Filmoteca Española…

 

 Durante la realización del filme pasamos por largas jornadas de grabación que nos hacía llegar muy tarde a casa y que de nuevo nos situaba tras la línea del esfuerzo que, más adelante, cuando se añadieran las imágenes y el montaje, producirían el prodigio de lo que posteriormente presenciaríamos en la gran pantalla…

 

 

¿Por qué una parte de la crítica cinematográfica insiste en catalogar tu película como anti-biopic (o película biográfica completamente alejada de lo convencional)?

 

El músico que la interpreta significaba un verdadero redescubrimiento incluso para nosotros, que ya lo conocíamos… Durante más de diez años habíamos tratado de realizar esta película y ya estábamos padeciendo sentimientos de fracaso y abandono cuando resurgió el proyecto… Cada vez que estábamos a punto de captar sus momentos interpretativos, o los conciertos que nos ofrecía hasta altas horas de la noche, acabábamos tan exhaustos que en ocasiones no podíamos culminar la grabación en toda su plenitud, y además nos insistía en que él se consideraba más un cocinero que un músico, ya que pasaba muchas más horas de ensayo que sobre el escenario, como cocinando sus canciones…”, pero sus increíbles sones nos procurarían esos instantes únicos que podía captar la cámara en cada una de las secuencias rodadas y que más tarde disfrutaríamos en toda su dimensión con el visionado…

 

Sin embargo, durante esos cuarenta años él apenas había llegado a considerarse como un verdadero músico aunque tras ver las secuencias filmadas dijera: “Supuestamente hago eso que aparece retratado en las imágenes… Soy ese músico que parecía ser una estrella que trataba de convertirse en leyenda”… Lo que trato de clarificar es la idea de que los músicos como Foley llevan la actuación en su propio ADN, incluso los que han sido descubiertos en un ‘casting’ también como actores, como en este caso… Yo no sabía si él se había formado en alguna escuela o no, pero sí que era capaz de movilizar increíbles recursos interpretativos para lograr plasmar escenas memorables… Y lograba cautivar al espectador con sus maravillosas actuaciones musicales, y de eso se trataba… Tampoco sabíamos si sería capaz de mantener esa tensión dramática en todos los lugares que recorrería en la película pero rápidamente terminaríamos convirtiéndonos en auténticos fans suyos…

 

Si alguna vez has estado en un set de rodaje, en ocasiones lo que parece una interpretación brillante no resulta igual en la grabación… Aún así, debíamos mantener motivado constantemente a Foley para que pudiera volver a repetir las tomas sin perder un ápice de su frescura inicial…

 

 

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La película se puede disfrutar como un monumento a la música country y al folk…

 

En efecto, y a todo lo que supuso su paso por Cleveland y Texas, como si se tratara de las estaciones de una figura casi como la de un Jesucristo (guardando las distancias, claro) con todas las privaciones que sufrió, los malentendidos y los momentos de desesperación que debió superar, incluso representándolo tras alguna trifulca como un “ecce homo”…

 

Cada vez que te vas adentrando en el conocimiento de la música country aprendes más a valorar a alguien como Blaze Foley, con todas sus influencias en el mencionado género, y al mismo tiempo te das cuenta de que cómo un genio así ha podido pasar completamente desapercibido, incluso cayendo en la más absoluta indiferencia durante años hasta realizar un biopic sobre alguien de quien jamás habíamos oído hablar (risas)…

 

Muchas veces, tras haber realizado su biopic, el artista se siente de alguna forma traicionado, sobre todo por la forma en la que se ha relatado su vida… Por eso tratamos, en esta película, de respetar su música al máximo y en la medida en que lo hiciéramos estaríamos siendo más fieles a su propia existencia.

 

 

La película ¿es el resultado de un proceso de investigación previo a la elaboración del guión o se fue montando al hilo de los momentos interpretativos con hallazgos espontáneos?

 

Hubo un intenso esfuerzo y labor de investigación previa pero también me gusta mucho la idea de que el director aprende al mismo tiempo que los espectadores con las emociones que se suceden ante lo que están presenciando… Todo cambia constantemente, el mundo se halla en permanente evolución, nosotros mismos vamos transformándonos día a día, cada vez encuentras más información, nuevos datos que te hacen replantear la obra una y otra vez… Puedes recordar tan sólo cómo contemplabas tus propios valores y creencias cuando tenías otra edad, pero no pretender seguir con los mismos toda tu vida… Cuanto más al acercarte hacia una visión interior hacia la figura de Foley, con todos esos cambios internos que experimentó…

 

 

¿Y te encontrabas con mayor soltura dirigiendo…?

 

En nuestra profesión siempre decimos que el único que dirige es Scorsese (Risas)… Para los demás realizadores es una auténtica bendición que todo termine funcionando más o menos bien… En mi lugar, la experiencia acumulada que me procuró mi trabajo como actor, la multitud de viajes que pude hacer alrededor del mundo (sobre todo por Europa –recordemos la mencionada trilogía del conocimiento amoroso dirigida por Linklater-), de todo ello me pude empapar y aprender de las necesidades, requerimientos, dificultades de cada miembro del equipo que pertenecía a cada especialidad, para procurar aplicarlo más adelante, ya como realizador…

 

 

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¿Preferirías que fueras más recordado por tu trabajo como actor, como director, o como ambos?

 

No me gustaría ser recordado, prefiero ser olvidado… (Risas). Para mí el hecho de dirigir me inspira una forma más de enfocar tu propia creatividad, como cuando estás enamorado y te construyes una casita en un árbol y compones tus apasionadas canciones de amor en medio de la idílica naturaleza y de los pájaros cantores, es decir, todo lo contrario al narcisismo, el egoísmo y la autodestrucción quizá alentados por los sentimientos de querer convertirse en una leyenda en lugar de brillar tan sólo como una estrella fugaz, como lo que le pasó al propio Foley… La caída al pozo del narcisismo puede ser extremadamente peligrosa pero su retrato dentro de él resultó carismático desde el punto de vista musical… Por lo tanto, una buena parte de las películas biográficas tratan de recuperar ese lado más amable de las vidas que retratan, lo cual se situaba en las antípodas en el caso del Foley… Espero no estar contradiciéndome… (Risas).

 

 

Tu propuesta nos acerca a filmes como ‘Bird’ de Clint Eastwood, en torno a la vida del mítico saxofonista de jazz y creador del Be-Bop Charlie Parker, con todas sus sombras, ‘Un día volveré’ (‘Paris Blues’) de Martin Ritt, o ‘Inside Llewyn Davis’ de los hermanos Coen, en el retrato no sólo de sus mágicas luces en sus composiciones sino también de su caída a los abismos del ser humano….

 

Efectivamente. Esta producción refleja en mismo universo poético y lírico de un cantante que parece vivir en caída libre, en una crisis constante, aunque siempre vivimos en una crisis continua, siempre estamos en crisis… Por lo tanto también puede que refleje más nuestra propia realidad que otro tipo de producciones. Cada vez todo parece entrar más en crisis: la más llamativa fue la climática pero también se están produciendo abrumadoras crisis sociales, políticas, laborales, como las que estamos presenciando en el día a día…

 

En nuestro caso, evitar la crisis de la película significaba no ceder ante posibles intereses comerciales que pudieran aparecer… Para todo el equipo se trataba de un compromiso adquirido muy valioso, que le daría una coherencia total a la historia, como si nos estuviéramos adscribiendo a un movimiento cinematográfico: el de salvaguardar el espíritu original del músico retratado. Y además debíamos respetar igualmente el montaje final de dos horas, dejando liberar nuestra imaginación y despertar la del espectador durante este tiempo, a pesar de que las productoras hubieran aconsejado la hora y media de proyección…

 

 

¿Aplicabas alguna de las técnicas de realización que presenciabas como actor en alguna de tus películas o la intuición de cómo podía funcionar una determinada producción?¿Por qué te has decantado por incorporar intérpretes prácticamente desconocidos?

 

Cuando una película funciona se trata de la combinación del trabajo desplegado en sus diferentes departamentos. Todos deben enamorarse de la misma idea, luchar con las mismas motivaciones. Si eliges a un determinado actor o actriz conocidos todo el mundo dirigirá su imaginación hacia la idea que tiene de esa estrella para tratar de hacer la misma película que en otras ocasiones ha representado… Cuando el equipo técnico y artístico alía sus esfuerzos para tratar de contar la misma historia, la atención se focalizará en otorgar la máxima fidelidad a los acontecimientos narrados… Y es muy hermoso apreciar cómo las diferencias en la percepción de cada miembro del equipo finalmente van operando en beneficio de la historia contada, a favor de esa anhelada coherencia y cohesión…

 

 

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 Ethan Hawke  (Filmografía)

 

La mayor parte de los espectadores quizá le recuerden por haber interpretado al personaje de Todd Anderson, el melancólico alumno poeta de “El club de los poetas muertos” (“Dead Poets Society” (1989) de Peter Weir, junto a un revolucionario profesor de literatura al que daba vida Robin Williams, y que aún hoy día, a sus cincuenta y un años, sigue siendo el papel que mayor éxito comercial ha reportado al actor de Austin (Texas). No en vano, la crítica cinematográfica con la revista Variety a la cabeza, calificaría su actuación como ‘inolvidable’.

 

Sin embargo, Ethan Hawke quería regresar a la universidad, no estaba entre sus planes el convertirse en actor, y tras el éxito arrollador e inesperado de ‘El club de los poetas muertos’ no dejaría de recibir ofertas para realizar películas interesantes en lugares increíbles, razón que terminaría decantando su decisión de consolidarse en el mundo de la interpretación.

  

Unos años antes había debutado con la película de ciencia ficción ‘Explorers’ en 1985, junto al malogrado River Phoenix, y coprotagonizaría también la comedia dramática ‘Dad’ (1989), donde se metía en la piel de hijo de Ted Danson y nieto de Jack Lemmon, el mismo año de su descubrimiento para el gran público. A partir de entonces llegaría su primer papel protagonista en ‘Colmillo blanco’ (1991), que adaptaba la novela homónima (‘White Fang’) de Jack London, donde Hawke encarnaría a Jack Conroy, buscador de oro del Yukón que sobrevive gracias a la astucia de un perro lobo al que bautiza con el nombre del título. Un año más tarde participaría en la película bélica ‘A Midnight Clear’ (1992), de Keith Gordon, y al siguiente año en el drama sobre los supervivientes del equipo de rugby que sufrió un accidente en los Andes “Viven” (1993), adaptación fílmica de la obre literaria que Piers Paul Read publicara en 1974.

 

Rubricaría un papel memorable en la comedia romántica ‘Reality Bites’ (1994) en torno a la llamada Generación X, cosechando nuevos elogios de la crítica, como ocurrió también con el drama de ciencia-ficción ‘Gattaca’ (1997), de Andrew Niccol, según él, “uno de los guiones más interesantes que había leído en los últimos años”. Dentro de un cine más comercial coprotagonizaría filmes como el “remake” de ‘Grandes esperanzas’ (1998) basado en la novela de Charles Dickens, o ‘Training day’ (2001) junto a Denzel Washington, con el nuevo reconocimiento de Variety, su mejor recuerdo dentro del mundo de Hollywood y un filme por el que fue nominado al Premio del Sindicato de Actores de Cine (SAG) y al Óscar como mejor actor de reparto, o el ‘remake’ del ‘thriller’ de acción ‘Asalto al distrito 13’ (2005), dirigida por John Carpenter, y ese mismo año aparecería en el thriller político ‘El señor de la guerra’, actuando como agente de la interpol que persigue a un traficante de armas encarnado por Nicholas Cage. En el 2007 protagonizaría el drama criminal ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’, canto del cisne de Sidney Lumet junto a Philip Seymour Hoffman, Marisa Tomei y Albert Finney, con excelentes críticas. Otras películas no tuvieron el lanzamiento adecuado, como ‘What doesn’t kill you’ (2008), “New York, I love you” (2009) o “Staten Island”, del mismo año, coprotagonizado por Vincent D’Onofrio y Seymour Cassel, o en ‘Brooklin’s Finest’ de Antoine Fuqua, donde interpreta a un oficial de policía corrupto.

 

  A comienzos del nuevo milenio había realizado la adaptación contemporánea de “Hamlet”, participaría en la película de ciencia-ficción terrorífica ‘Daybreakers’ (2010), en la adaptación televisiva de la novela ‘Moby Dick’ de Herman Melville, en la que William Hurt interpretaba al capitán Ahab y coprotagonizaría ‘La mujer del quinto’, de Pawel Pawlikowski, junto a Kristin Scott Tomas. También aparecería en otra cinta de terror ‘Sinister’ (2012), en la que encarnaba a un escritor de novela criminal y el ‘thriller’ de terror ‘The Purge’ (2013), acerca de un futuro donde el crimen es legal una noche al año, y la producción de acción ’Getaway’.

 

Sin duda, sus fans incondicionales le han admirado e idolatrado por su íntima conexión con el realizador Richard Linklater, el artífice de su innovadora interpretación coprotagonista en la insólita trilogía sobre el amor juvenil, maduro y crepuscular de coprotagonismo absoluto de la pareja interpretativa Hawke-Delpy en ‘Antes de amanecer’ (1995), ambientada en Viena, “Antes de atardecer”, situada en París y “Antes de anochecer”, con su despedida en un país helénico cuyas ruinas nos evocan la cuna de la civilización como metáfora de una grandiosa historia de amor improvisada que no admite conclusiones sino renovaciones cíclicas en el tiempo y la necesaria recurrencia al recuerdo…

 

En el 2001 apareció en dos cintas más de Linklater aclamadas por la crítica: la cinta de animación “Despertando a la vida” y “Tape”, drama a tiempo real basado en la obra de Stephen Belber, que se realizaría íntegramente en una habitación de hotel junto a Robert Sean Leonard y Uma Thurman y por cuya actuación la crítica reconoció su dominio físico y verbal de los recursos interpretativos; y en también en otro filme de su director/mentor titulado “Fast Food Nation” (2007), basado en best-seller del mismo nombre, de Erich Schlosser, publicado en 2001. Y además de su legendaria interpretación junto a July Delpy, sería acreedor de una nominación al Óscar como coguionista de la trilogía. Junto a Linklater también interpretaría a un padre maduro en ‘Boyhood’ (2014) por la que recibió nominaciones a los Óscar, a los Globos de Oro y a los premios del Sindicato de Actores de Cine (SAG). La película fue rodada en el transcurso de doce años, con un seguimiento de la vida de un muchacho desde los seis hasta los dieciocho años y fue aclamada como mejor película del año por numerosas asociaciones de críticos cinematográficos. Ese mismo año también protagonizaría el “thriller” de ciencia-ficción ‘Predestination’.

 

Sin embargo, Ethan Hawke también ha destacado como escritor de las novelas ‘The Hottest State’ en torno a su abandono de la universidad y su decisión de convertirse en actor (1996) y ‘Ash Wednesday’ (2002), sobre un soldado desertor y su novia embarazada, y ha emprendido una admirable carrera como director de cine independiente, habiendo sido nominado a los premios Óscar en cuatro ocasiones, como actor y guionista, y a un premio Tony. En la segunda temporada de la serie televisiva ‘Alias’ interpretaría a un misterioso agente de la CIA.

 

Ha dirigido tres obras de teatro off-Broadway (‘Macbeth’, ‘Enrique IV’, ‘La gaviota’), un documental ‘Seymour: An Introduction’, finalista al Premio del Público en la TIFF a mejor documental, en el que ya se adentraba en el perfil de un músico como el pianista clásico Seymour Berstein, junto a quien surgiría una intensa amistad durante el proceso de filmación, muy bien recibida entre la crítica pero con un lanzamiento limitado; y aquí comenzarían sus proyectos relacionados con los biopics de grande figuras, como la del músico de jazz Chet Baker y su relación con Diane Vavra en ‘Born to be Blue’. Otros proyectos serían la adaptación moderna de la obra de Shakespeare ‘Cimbelino’, el drama ‘Ten Thousand Saints; Good Kill’ de nuevo de Andrew Niccol, y la película de suspense ‘Regresión’ de Alejandro Amenábar. En 2017 se anunció su participación en el papel de Billy the Kid en el western de Vincent D’Onofrio ‘The Kid’ y en 2009 rueda “La verdad” de Hirokazy Koreeda, junto a Catherine Deneuve y Juliette Binoche. En 2002 rodaría un cortometraje junto a Pedro Pascal, titulado ‘Extraña forma de vida’, y dirigido por Pedro Almodóvar.

 

Debutó como director de cine con ‘Chelsea Walls’ en 2002, un drama independiente sobre cinco artistas que viven en el mítico Hotel Chelsea de Nueva York.

 

Dentro de su trayectoria como realizador, la música ha desempeñado un papel fundamental para Hawke como creador hasta el punto de no poder desvincularse ambos. En la presentación de su última película nos relata la vida de un artista maldito aunque en realidad se trata de un anti-biopic, un género que retoma la alargada sombra del falso documental, en este caso respecto a su subgénero musical…

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