Eloy Rubio
Domingo, 09 de Abril de 2023

Val de San Lorenzo: "La transparencia, Dios, la transparencia"

La Semana Santa de Val de San Lorenzo finalizó el Domingo de Resurección con la procesión del Encuentro. El pueblo entero acudió para ver la popular carrera de San Juan.

El reportaje fotográfico de Eloy Rubio Carro está acompañado por los poemas de María Sanz, Carlos Edmundo de Ory y Juan Ramón Jiménez.

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Calle de la guadaña

 

Una verdad me sigue por la calle.

Casi roza su sombra con la mía.

Oigo cómo se enreda

entre las buganvillas, cómo gime

implorando el abrazo de las tapias

hasta caer inerte sobre el suelo.

 

Dios mío, si es posible,

pase de mí su rostro,

este encuentro con ella a vida o muerte,

la tristeza tan larga que me augura.

La calle se hace ahora más estrecha,

más húmeda y extraña. Continúan

goteando su livor las buganvillas.

Vuelvo la vista atrás. Allí está ella,

erigida en el tiempo, modelada

por caricias. La miro.

Es sólo mi reverso.

 

MARÍA SANZ

 

 

 

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Estar ungido por las lágrimas

 

Si salgo a solas tomo dos caminos:

mis piernas se odian, pero no mis manos.

Encerradas mis manos en mi alma

me postro de rodillas para no dividirme.

Dios es mi plato de arroz

y llaman a mi puerta

los portadores de noticias.

 

No abras, alma mía, a nadie abras.

Ni aunque te traigan manteles

y sin son sábanas tampoco.

Porque no tengo ni mesa ni cama.

Estoy royendo el hueso

de mi última comida.

Precedidos de perros

han venido los hombres

a buscar al derviche mendicante.

 

¡Vedme tan sólo por el ojo de la cerradura!

Y que ninguna mujer se asome.

Que soy yo por fin un feto.

¡Ah, mi cabeza minúscula comida por los vientos!

Mi cara refinada.

Mis manos nobles podridas de rezar.

Mi frente alta y furiosa.

 

Yo soy el mutilado sangriento de la noche.

Comprender a todos no es moral.

¡Ay del que toque mi cráneo!

¡Ay del que ponga cucharas en mi boca!

 

Todos se han ido ya

con sus perros y sus vasijas

y en los hilos de mis pelos

mis teléfonos me espantan.

 

CARLOS EDMUNDO DE ORY

 

 

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¿Por qué?

 

¿Por qué, Señor, tan duro es tu castigo?

¿Por qué, Señor, es el dolor tan fuerte?

¿De qué rencor antiguo es tu venganza?

¿Por qué, de pronto, el golpe que me hiere?

 

No eres justo, Señor, si me convocas

al llanto y a la pena solamente.

No me estreches el mundo. No arrebates

su goce de vivir. No te la lleves...

 

Mi madre para mí. La necesito.

No te la quiero dar. No la mereces.

 

ANA MARIA ROMERO YEBRA 

 

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     La transparencia, Dios, la transparencia

 

Dios del venir, te siento entre mis manos;

aquí estás enredado conmigo, en lucha hermosa

de amor, lo mismo

que un fuego con su aire.

No eres mi redentor, ni eres mi ejemplo,

ni mi padre, ni mi hijo, ni mi hermano;

eres igual y uno, eres distinto y todo;

eres Dios de lo hermoso conseguido,

conciencia mía de lo hermoso.

Yo nada tengo que purgar.

Toda mi impedimenta

no es sino fundación para este hoy

en que, al fin, te deseo;

porque estás ya a mi lado,

en mi eléctrica zona,

como está en el amor el amor lleno.

Tú, esencia, eres conciencia; mi conciencia,

y la de otro, la de todos,

con forma suma de conciencia;

     que la esencia es lo sumo,

     es la aforma suprema conseguible;

     y tu esencia está en mí, como mi forma.

   

 JUAN RAMÓN JIMÉNEZ 

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