Max Alonso
Sábado, 04 de Noviembre de 2023 Actualizada Sábado, 04 de Noviembre de 2023 a las 09:40:11 horas

Othar, el caballo de Atila

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El concejal de juventud y festejos del Ayuntamiento, comenzó el debate confundiendo el culo con las témporas e insultando a los Amigos de la Casa Panero, ya de antes de que fuera Museo, llamándoles elitistas. A mor de ofensa, como si él, empleando el mismo tono, por oposición, se considere idiota, que sí que lo es en el sentido de particular. Muy idiota, tanto que se situa en el escalón de imbécil. Si él está en ese gusto respetémosle.

 

Su provocación mereció la enfadada respuesta de muchos representantes de la cultura de Astorga, de España y del extranjero, que se apresuraron a responderle, que la ofensa no se mide por el ofensor sino por el ofendido, como reza el catecismo, a los que, mezclando ahora churras con merinas, se permite descalificarlos como si él fuera alguien, además de un imbécil, tal como se ha posicionado, agarrándose a argumentos que además de estúpidos, resultan pintorescos e hirientes para la inteligencia. Le respondieron sin aceptar malvadas propuestas de cualificados miembros del partido que es el suyo, que proponían  una gran manifestación ciudadana, cuando el debate no es político, como usted se empeña en hacer creer, sino simplemente pedagógico y cultural.

 

Se olvida de decir que el primer rechazo lo encontró a su lado, en el concejal de Cultura de su mismo Ayuntamiento, en el que no hay nadie de Vox o los hay solo enmascarados, al que echarle la culpa. Considerándose que él sí que es un Torquemada, en condiciones de imponer y decidir. Podría haberse apoyado en otro Torquemada, Antonio, que sí que pasaba por astorgano, que a pesar del rechazo de don Miguel de Cervantes, sí que era leído y erudito. Se basó en el inquisidor, porque debía estimar que así tenía más fuerza. Alega que los actos culturales por él programados en el Mueso de la Casa Panero son mejores, porque aquellos no juntaban más de diez o doce asistentes. Doy fe porque lo he visto del salón de actos de la Casa Panero muchas veces lleno. Por eso conviene, para no rebuznar como un chusquero, estar informado y saber de qué se habla.

 

Yo hice allí mismo, con lo que según el autor que venimos citando soy un elitista, como otros muchos realizados por otros elitistas, por encargo del Ayuntamiento del PP, presidido por el alcalde Arsenio García Fuertes, que me encargó el ciclo y lo pagaba, lo mismo que fue el que puso en marcha su musealización y la financiación,  y por eso sé que todos esos elitistas, a los que usted alude, no han cobrado ni un euro. Al menos usted muestra simpatía y comprensión por los ejecutores de su ‘jalowinada’ y le comprendo, porque tampoco habrán cobrado nada. No lo puedo asegurar, porque usted se mueve por otros mundos, que no son los de cultura y allí se cuecen otras habas.

 

En fin, vayamos con usted, que bastante tiene cuando confunde la gimnasia con la magnesia. Cita al Museo de Alcorcón y al del Prado. Si supiera de lo que habla usted o su mentor o escribidor, sabría que el Museo del vidrio de la localidad madrileña sí que está instalado en un castillo y es posible convertirlo en el del horror, cuando no puede haber nada más que vidrios rotos. No ideas y principios o personas. Como ha ocurrido aquí, que ni hay castillo, ni nada que se le parezca. Puesto a desvariar, podía haberse ido al de Gaudí, que más horror seria. En la Casa de Panero no lo tenía fácil, a no ser que proyectaran sobre la fachada su propia imagen, que entonces sí que daría miedo para horrorizar a los niños. No sería por falta de sitios posibles, que un no astorgano, pero conocedor de la ciudad, no como usted, ha encontrado en dos minutos seis lugares mejores.

 

Mezclando churras con merinas confundiendo a los firmantes y a muchos más que con su ignorancia magna les ha llamado elitistas, con intención de insultar. Habló, no diciendo la verdad, de los gastos demenciales que se habían efectuado en este museo. No creo que usted lo sepa, pero alguien podrá explicárselo en el Ayuntamiento, que el dinero que dan las administraciones para un fin no se pueden dedicar a otro, y si hay calles en malestado no se pueden arreglar con ese dinero, sin incurrir en un delito, que se llama malversación. Como tampoco el dado por particulares, que se ha dado para lo que se dio. Insultó usted innecesariamente, el recurso de los que no tienen razones. Confundió intencionadamente con lo de los museos. Mintió usted con lo de los dineros y engañó con lo de los participantes. Como ofendió a tantos que han trabajado desinteresadamente con anterioridad, aunque persista la duda en los de ahora, porque usted proviene de otros mundos, los del desconocimiento, en lo que esas cosas se estilan y donde si pulula el vulgo, como escuela de lo vulgar, que es de lo que su mentor entiende. Búsquese otro negro, que no le cobre tanto, y atine mejor.

 

Para su información, que usted no lo sabe y si lo sabe no lo entiende y por eso confunde la gimnasia con la magnesia, el Museo del Prado que usted cita con admiración, pero que dudo que lo haya visitado, hace actos de este tipo. Cuenta con los Amigos del Prado, a los que mima. Hace eventos, sí, como el suyo o conciertos hasta de rock, para atraer a un público nuevo y joven, en salones que tiene para ello y no se le ocurre hacer el evento delante del cuadro de la Maja, al que usted elegiría con su falta de tacto, no por Goya, sino por  estar desnuda, que es lo que usted propondría con su corto saber y entender y el de su mentor, aunque sea capaz de dar conferencias, pagadas, de tantos minutos, según programa.

 

En la humildad con la que usted procede, le aclaro que esta es una ironía, liga bien con la ignorancia que acredita, que antes era respetuosa, pero usted evidencia que es osada y prepotente, galopante y ofensiva y encima  recalcitrante, sin tener la sabiduría de los burros que no tropiezan dos veces en la misma piedra. Eso le lleva a ofender a las personas, mentir con los datos económicos, engañar con los usos que se ha hecho de la Casa Panero y tratar de confundir, después de tanto disparate, con lo que lo de los ‘jalovines’ es cultura popular y, omite añadir, patrocinada por un patán y su mentor y originada con fines estrictamente comerciales, ajenos a las propias tradiciones,  allende los mares, sin base, ni fundamento, nada más que el de ganar dinero fácil o aquiescencia entre los débiles.

 

Por eso y para que no lo confunda, ni lo acepte, le regalo un consejo. La presidenta madrileña Isabel Diez Ayuso cuenta también con un mentor. A quien un cualificado periodista y de derechas, no un enemigo, que usted los ve donde no los hay, pues entre los firmantes hay varios que han formado parte de gobiernos del PP, hágaselo mirar, Pedro Jota Ramírez, le ha calificado públicamente como un genio maléfico y espíritu del mal. Lo que él diga por la boca de ella, la presidenta, es la responsable y la historia le pasará factura, cuando antes o más tarde reciba alguna puñalada amiga por la espalda, de los suyos, los amigos, que son los que las dan y las peores, de la misma madera. Como le ocurrió a Pablo Casado o Alfonso Guerra.

 

En la misma forma lo que usted diga o escriba por su genio mentor, el responsable es usted. Él le ha metido en este charco y si no han contado entre sus compañeros para echarle una mano, él se la ha echado al cuello para que se hunda. Húndase solo, que ellos tienen sus propias tareas dignas y su propia responsabilidad ante sus electores. Las elecciones no las gana un partido, sino que las pierde el contrario por sus desencuentros o fraudes. Por lo tanto el suyo está en el empeño de ganarlas por lo mismo.

 

A los firmantes los descalifica cuando, indudablemente, son los más cualificados para hablar de la cultura. Catedráticos y profesores y hombres de letras, de los que varios de ellos han formado parte de gobiernos del PP. Como si habláramos de chorizos escucharíamos a los chacineros.

 

Con sus pocos conocimientos, que para esto las ignorancias que usted suma, no sirve. Leopoldo Panero era poeta y fue un buen poeta del Régimen franquista, que vivió toda su vida a sueldo del Estado, cobrando su nómina en el Instituto de Cultura Hispánica, que presidió don Blas Piñar. Contó con una familia de destartalados, que hicieron todo lo que pudieron para ponerle verde en la película El Desencanto, que sí que se rodó en esta casa cuando era de ellos. No se rodó en la casa El Bosque del lobo. Enterase antes de hablar o escribir, que así no metería la pata o no hablaría de más, perdiendo las oportunidades de estar callado, que es lo que hacen los prudentes.

 

En esa película pusieron a caer de un burro a su padre sus hijos y esposa, para seguir sacando dinero de él, cuando ya estaba muerto, porque no eran capaces de ganarlo por ellos mismos. Una película, El Desencanto, que tiene en su palmarés el haber sido la película española más vista fuera de España y en la que Astorga salía reflejada, mucho y no muy bien, para el que supiera ver. Algo así como si la casa estuviera maldita, maldición en la que ha incurrido usted, porque el museo que hay en ella no evoca eso. Ni a él, ni a su descartada familia, tan desastrosa como humana. Lo hace a su poesía y lo que representa en el panorama nacional. Como a Ricardo Gullón, reconocido como el más importante hombre de letras entre los leoneses, a Luis Alonso Luengo, polígrafo fecundo, al músico Evaristo Fernández y al poeta peruano César Vallejo. A Gerardo Diego, que parió lo de la Escuela de Astorga, que no era de ‘hallowines’, ni de concejales, que en un 99,5 % permanecerán ignorados.

 

Con la misma inventiva de la que usted hace gala, amparándose en museos que lo hacen bien. No ofenden, desde esa estupidez malvada suya que le llaman odio y venganza y buscan el bien para los niños. Usted toca a rebato y escribe una página terrorista de la historia de Astorga. Por supuesto que le quedan alternativas. Ante su error y su fracaso, con su buena intención de hacer el bien para Astorga, haga un mutis silencioso por el foro, porque con su capacidad, con seguridad, seguirá metiendo la pata, aunque usted considere que es lo que hay que meter. Insultar, como usted ha hecho, le ha propiciado respuestas inevitables como que Pedro García Trapiello le mande, en el Diario de León, por boca de Fernando Fernán Gómez, directamente a la mierda. Como se merece por su boca sucia, que vaya y no regrese.

 

Como Othar, señor Borja, el caballo de Atila, que los hunos lo consideraban una prolongación de su ser y del que creían que la hierba que hollaba no volvía a crecer. Ese es su destino de la mano de su mentor o negro y de quien le proponga que corra usted mucho. Como Othar o como Payaruelo, otro caballo histórico, que corrió tanto, sin que sus hueste pudieran seguirle, que llevó al joven rey leonés Bermudo III a merced de sus enemigos que le mataron a lanzazos.

 

En el mismo Diario de León  Eduardo Aguirre considera sus ideas, que no llegan a esa categoría y se quedan en sentimientos, como propias del Muñeco Diabólico o la Niña del Exorcista. Haga caso y váyase, a la mierda o para casa, pero váyase. Ha perjudicado a Astorga y a la Corporación de la que forma parte. Nadie duda que elegida democráticamente para gobernar para todos y no podrá hacerlo con usted.  Ahora tendrá que demostrar su capacidad. Demasiado heno para un simple Rucio, que no llega a Rocinante.

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