Eloy Rubio
Sábado, 11 de Noviembre de 2023

Ángeles Caso: mirar al pasado teniendo en cuenta a las mujeres

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En la presentación de 'Las Desheredadas', ensayo de Ángeles Caso sobre las mujeres del siglo XVIII y XIX, Magín Revillo comentaba este viernes, en la Biblioteca Municipal de Astorga, que la lectura del libro le incomodaba como ‘hombre’, le hacía sentirse culpable. La presentación en la intención del periodista la plantearía desde las preguntas del auditorio, para lo cual realizó unos breves comentarios introductorios al libro que pudieran motivar las preguntas.

 

Ángeles Caso, decía Magín Revillo, empieza su libro con una doble provocación: ¿Qué hubiese sido de Pablo Picasso de haber sido ‘Pablita’? O ¿qué fue de Emilia Pardo Bazán por no llamarse Emilio, como ella misma dejó escrito?, por lo que le parecía de obligado rigor comenzar la sesión de preguntas con la que él realizó: ¿te imaginas, qué hubiera sido de ti, dónde estarías y que serías de haber sido… Ángel Caso?

 

[*Dejamos al final de esta reseña el texto de presentación de Magín Revillo sobre el acto de presentación de Las Desheredadas de Ángeles Caso.]

 

 

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Ángeles Caso, tras invitar a parte del público a que ocupara las escaleras para acomodarse, ya que la sala estaba repleta, comenzó comentando la portada de su libro, porque ejemplifica muy bien algo que ha pasado con otras muchas pintoras en el relato tradicional de la historia del arte, un relato completamente androcéntrico. No ha habido mujeres en la historia del arte. El Metropolitan Museum de Nueva York compró el cuadro que aparece en la portada del libro a principios del siglo XX y se consideraba que su autor, pues el cuadro no tenía firma, era Jacques Louis David, el pintor de la Revolución Francesa. Al final se descubrió que era obra de Marie-Denise Villiers que lo había expuesto en el salón que se celebraba todos los años en París, entre 1800 y 1801. “En la portada de ‘Las Desheredadas’ se ejemplifica el proceso de desposesión de las mujeres, de desheredarlas de sus propiedades, de sus creaciones; proceso que todavía permanece a día de hoy y que nos afecta a todas y a todos", comentaba Ángeles Caso.

 

“Cumple entonces -remarcaba la autora- volver a mirar el pasado con otros ojos que consigan rescatar y valorar la actividad de las mujeres, tanto de las mujeres anónimas como de las relevantes…” “Lo que pretendo que hagamos", proponía la escritora, "es mirar hacia el pasado con ojos que tengan en cuenta al género femenino y decirnos que las mujeres no procedemos de una masa amorfa y anónima de mujeres que nunca han hecho nada salvo parir, cocinar y cuidar de los niños, los enfermos y de los ancianos, que ya sería bastante. Es verdad que también hicieron todo eso pero también muchísimas cosas más”. “Se trata entonces de reconstruir el relato androcéntrico elaborado por  los historiadores. sobre todo a partir del siglo XIX, que dejaba fuera a la mitad de la población humana. Y tengo el orgullo y la satisfacción de ser una de las personas que está realizando ese esfuerzo que nos permite cuestionarnos muchas cosas dadas por supuestas pero que no son verdad", indicaba. 

 

En este momento se abrió el turno de preguntas que prolongó la presentación durante por lo menos media hora más.

 

 

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Texto de presentación de Magín Revillo

 

Después del agradecimiento a las autoridades y a los presentes, Magín Revillo decía: “… y gracias muy especiales y en particular a mi amiga Ángeles Caso por estar en Astorga y por obligarnos a pensar -a unos más que otros- y seguro mucho más a los hombres que a las  mujeres que por toda ESPAÑA llenan librerías y bibliotecas como esta. Es una suerte para los aquí reunidos asistir a la presentación de este tu último trabajo… una continuación a “Las olvidadas” y que esperemos tenga su entrega completa pronto. Este libro habla de mujeres del siglo XVIII y XIX- y donde la editorial lumen -imagino que algo tendrás que decir- presenta el libro con está portada que sabremos después no es una portada cualquiera. Como también llegaremos a  saber porque LAS DESHEREDADAS no es un libro que nos deje indiferentes.

 

 

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Personalmente, yo puedo decirles que es un libro que toca la fibra y que -si tengo que reconocerme machista, lo hago-es libro que se lee deseando que termine porque como hombre me incomoda y porque me siento tan culpable como tantos hombres que llamándose revolucionarios o adalides de la libertad se olvidaron de que para hacer un mundo mejor hay que hacer un mundo sin géneros…

           

Y con esto, en ASTORGA, una ciudad bimilenaria, muy benemérita, muy leal… estoy diciendo algo que puede llegar a escocernos. Y me gustaría decírselo a todos. En especial a los más jóvenes, a nuestras hijas, a nuestros hijos, a vosotros los bachilleres que habéis llegado desde el instituto Astúrica-Augusta de la ciudad con el propósito de hacer un relato corto de lo que aquí podéis ver y aprender con el añadido de no dejar pasar esta oportunidad de escuchar, preguntar y en la medida de lo posible hacer un mundo mejor.

           

En Astorga la presentación de LAS DESHEREDADAS está pensada de forma diferente. Le dije a Ángeles Caso que le daríamos una sorpresa para devolverle las muchas sorpresas que nos obsequia en esta investigación, en este libro que debería ser de obligatoria lectura. La fórmula elegida es un tanto singular. No seré yo -esa es mi intención- quien haga las preguntas en este que finalmente será un coloquio.Van a ser ustedes aunque no hayan leído este libro, y lo van a tener más fácil porque voy a darles algunas ideas, las reflexiones que en ASTORGA Y DESDE ASTORGA me ha provocado la lectura de Las desheredadas, esas mujeres que durante el siglo XVIII y más todavía en el siglo XIX se olvidaron o fueron enterradas vivas para no salir en las páginas de la Historia.

 

 

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Ángeles Caso empieza con una doble provocación: ¿Qué hubiese sido de Pablo Picasso de haber sido ‘Pablita’? O ¿qué fue de Emilia Pardo Bazán por no llamarse EMILIO, como ella misma dejó escrito? Pueden imaginarse la respuesta mirando tan solo al callejero de nuestra ciudad: cuántas mujeres ilustres que no sean, la virgen, santas, martires o beatas dan nombre a nuestras calles. No las hubo y si las hubo no pasaron más allá de los fogones y de la crianza de hijos aunque la tradición también dice que eran los maragatos -eran ellos- quienes se metían en la cama después de no parir. A eso, por cierto, se le llamaba ‘covada’ y los investigadores dicen que solo son habladurías, pero, hasta hoy, nadie se lo ha reconocido en el callejero de esta ciudad. Carolina Otero, Concha Espina, la diosa Minerva… no hay más cuando visitas la página ‘astorga.callejero.net’, salvo que este tan confundido como cuando a la calle de mi bisabuelo Magín González Revillo la llama calle Martín García Revillo

           

Siempre nos han contado que los maragatos eran muy proclives al matriarcado, que ellas eran las encargadas de llevar adelante los cultivos y los establos, las tareas más duras e inhóspitas de la labranza, el campo y la ganadería. Hubo una conferencia del general Martínez Cabrera en Madrid de principios del XX que podría ser muy bien prólogo del próximo desheredadas.  Ellas, las maragatas, eran el verdadero soporte familiar porque los maridos arrieros daban tumbos de sol a sol por los caminos inhóspitos de una España en la que se ganaron los galones de ser los mejores correos y portadores de riquezas y bienes que entregaban de puerta a puerta.

           

Ángeles Caso en LAS DESHEREDADAS nos obliga a todos los hombres a caérsenos la cara de vergüenza y es mejor que también seamos maragatos del siglo XXI si queremos de una vez por todas sorprendernos y revelarnos ante los muchos detalles que no llegamos a ser capaces de distinguir en el mundo que vivimos. Seguimos quedándonos en la espuma, en las imágenes, en la paridad… y es poco, es insuficiente.

           

Hace casi dos semanas, la Princesa Leonor juraba la Constitución como hizo su padre 37 años antes. Ustedes como yo se hartarían de escuchar en radios y televisiones, -leer en periódicos- lo mucho que habíamos cambiado… Y claro lo que más saltaba a la vista: donde había dos hombres -un príncipe y un presidente del congreso- había hoy una princesa y una presidenta. Y eso se nos ha vendido y repetido que era uno de los cambios más importantes… siempre el más importante, naturalmente. Mentira, todo mentira, por eso este libro es importante e incómodo, para saber de historia y porque la historia se repite vergonzosamente.

 

 

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No, no se trata de ser más o menos monárquico, se trata solo de informar aunque escueza. Y el que informa tiene que saber o leer este libro. Esos cambios, los mismos de lo que tanto presumían y repetían las crónicas, nacieron hace siglos en León. La primera reina fue Urraca… y la segunda Isabel, y la tercera y ultima -hasta que llegue Leonor- fue Juana -y eso era el siglo XV-  y ahora, seis siglos después, como LEONOR -lo que no han querido decirnos porque no han leído este libro o no saben historia- es que nuestra reinas como la futura reina de España llegaron o llegarán a la jefatura del estado porque no ha nacido varón, así de claro y así de incómodo para una España que sigue dándose de bruces con la que será siempre la inmensa tarea de traspasar los géneros.

           

ÁNGELES CASO huye en las desheredadas de las primeras veces y hasta de los momentos históricos-a veces no le queda más remedio que decirlo- y huye porque su libro quiere ser más que una fotografía del momento. Es mucho más, es como digo, el relato de una historia que no ha cambiado y da la impresión de que no quieren cambiar los hombres que han escrito y escriben el relato. Es un grito todavía con la esperanza de buscar salidas en lo cotidiano, salidas que se demuestren andando sin necesidad de quedarse solo en los brindis y las burbujas. Ellas, las mujeres del siglo XVIII y XIX eran suplantadas, ignoradas y ninguneadas. Los adjetivos son todavía peores, y los resultados de juzgado de guardia.Pero nada, no pasaba nada. Se podían cambiar las autorías de cuadros, estatuas, libros, artículos o ensayos, se podían ignorar mujeres guerreras, intelectuales, doctoras, inventoras, mineras, maragatas. SUPLANTACIONES MIL, y eso si podían llegar a educarse, “pintar sin las manos atadas” por falta de educación como poéticamente, como escandalosamente descubre y denuncia Ángeles Caso.

 

Sí, zancadillas todas, pero hasta hoy, hasta para evitar que un nombre de mujer pueda empañar el éxito de ventas de una historia como Harry Potter, todo vale -menos dejar de ser MADRES, como ha pasado siempre- el privilegio exclusivo de la mujer… que puede molestar al hombre y donde la historia, la religión, la clase social o la costumbre no han dejado, también, de marcar diferencias.

 

Me explico, desde que el mundo es mundo el hombre es y quiere ser muy hombre. Y ser muy hombre y demostrarlo es algo que al parecer no está siempre al alcance de todos los mortales. Les contaré una anécdota personal para explicarme. Hace 27 años, cuando mi hija llegó a este mundo, su bisabuela materna le dijo a mi esposa: está niña se parece muchísimo a su padre. Y mi esposa que sabía la teoría de la retranca y su consecuencia, no tardó un minuto en responder…. Ah, pero abuelita, tu conoces al padre??? Como ustedes, la respuesta fue la carcajada, pero independientemente de que cada vez en este siglo XXI todo es posible, la respuesta dejaría perplejo a más de un hombre-hombre con sus ínfulas incorporadas.

 

 

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Les decía antes que está presentación es solo una provocación para que los aquí presentes pongan el grito y la pregunta en la sala. Estuve con Ángeles Caso en la primera puesta de largo de las desheredadas en Madrid. De lo mucho que allí se dijo y algunos pudimos aprender, me quedé con dos alegatos de la historiadora-escritora-investigadora ÁNGELES CASO. Y pueden llamarme exagerado, pero lo que desde ese momento me ronda la cabeza ya no son los gobierno paritarios, ni tan siquiera los ministerios de igualdad… Eso está muy bien para la fotografía, para que nada o casi nada cambie, para que en Astorga el callejero siga siendo muy masculino y los maragatos ya no tengan ocasión de meterse en la cama cuando ellas dan a luz o incluso se sienten en la foto familiar mientras todas se quedan de pie esperando al pajarito.

           

Para mí como hombre que se confiesa machista, el mundo cambiará el día que las estatuas reconozcan el valor de una aguja sobre un fusil -LO DICE y ESCRIBE ÁNGELES-  o cuando el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española sea capaz de cumplir con su propia ley de ser alfabético y no premie -SIGUE DENUNCIÁNDOLO ÁNGELES SIEMPRE QUE PUEDE- no premie como hasta ahora el masculino sobre el femenino y diga -contra su propia norma-hijo, antes que hija, o esposo antes que esposa.

 

ÁNGELES CASO, de nuevo gracias por esa difícil tarea que te has echado a los hombros: educar, por encima de todo. Gracias por esa eterna denuncia de mujer, por tus largas horas de trabajo e investigación, por tu elección y renuncia a no hacer de lo fácil negocio, y por sobrevivir en este mundo donde los compromisos y la seriedad brillan cada vez más como ausentes. Todo esto y mucho más, queda aquí en LAS DESHEREDADAS como regalo y como herencia de una mujer que hoy todavía es tan desheredada como las desheredadas que ella descubre, y que puede sentirse como ellas, haciéndose la misma pregunta en el siglo XXI, y es la pregunta con la que abro este coloquio…

 

ÁNGELES CASO, te imaginas, qué hubiera sido de tí, dónde estarías y que serías de haber sido… ÁNGEL CASO. Muchas gracias.”

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