El obispo de Astorga crea la Delegación de Protección para garantizar que los espacios eclesiales sean seguros para los menores
El obispo de Astorga, José Antonio Menéndez, ha asegurado este miércoles que el órgano puesto en marcha a principios de este mes de febrero en la diócesis para proteger a las víctimas de abusos sexuales, el primero de la Iglesia católica española, sirve para que los afectados sean escuchados siempre y asegurar que los espacios eclesiales sean seguros para los niños y adolescentes.
![[Img #41929]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/8786_dsc_4697.jpg)
Juan Antonio Menéndez hizo a presentación de la Delegación de Protección de los Menores y Acompañamiento a las Víctimas de Abusos rodeado por quienes van a formar parte de ella, que son la psicóloga María José Díez Alonso, que será quien la dirija; Ana Belén Fraile, abogada especiliazada en Derecho Civil y Canónico; el sacerdote José Antonio Crespo, dedicado a escuchar a personas en situaciones difíciles; y la delegada de Medios de Comunicación, María Ángeles Sevillano. Este órgano también lo forman otros asesores e incluso una víctima. Su objetivo, según el obispo, es "reparar el daño causado en la medida de lo posible y evitarlo en el futuro".
El prelado, que preside la comisión creada por la Iglesia a finales del pasado año para la prevención y protección de los abusos sexuales a menores, ha destacado la necesidad de habilitar un órgano de estas características en Astorga, donde se han denunciado varios casos de abusos.
"Las víctimas han de ser acompañadas y hay que tratar de escucharlas siempre. Y lo deben hacer personas con experiencia para lograr ser más eficaces, porque esto no se puede dejar en manos de aficionados", ha declarado el obispo.
Según Menéndez, uno de los objetivos fundamentales que ha de conseguir esta iniciativa es "asegurar en la Diócesis que los espacios eclesiales sean seguros". Ha agregado que una función "muy importante" de cara al futuro será la de "sensibilizar, formar e informar correctamente" sobre los abusos a menores a todos los fieles, especialmente a los sacerdotes, a los que se están formando como clérigos y a todos aquellos que tienen un trato más directo con los menores.
Ha precisado que la Delegación "se coordinará con otros órganos de la Diócesis para que todas las organizaciones que tienen a su cargo a niños sepan a que atenerse y qué hacer en cada momento para prevenir abusos y, si se detectan, orientar las actuaciones a seguir".
"Nunca tenía que haber sucedido"
Por su parte, la directora de la Delegación, María José Díez Alonso, se ha dirigido a las víctimas para trasladarles su disposición y la del equipo multidisciplinar creado para "escucharles y ayudarles en todo cuanto puedan necesitar". "Entendemos su rabia, su frustración y su pena, y esperamos poder ayudarlas en la reparación del daño del que han sido víctimas y que nunca tenía que haber sucedido", ha recalcado Díez.
Ha subrayado que la Delegación está abierta a recoger nuevas denuncias y a asesorar a los denunciantes en todos los aspectos, tanto jurídicos como psicológicos, así como en el acompañamiento moral a lo largo de los procesos de instrucción.
Ha destacado que otra labor importante que se ha encomendado a la Delegación es la formación de todos los agentes pastorales, entre los que se incluyen sacerdotes, catequistas y a todos quienes estén en contacto directo con niños y adolescentes con el objetivo de crear espacios seguros en los que puedan realizar las actividades eclesiales.
"Vamos a cuidar especialmente que se cumpla el protocolo diocesano de prevención y actuación frente a los abusos sexuales menores y que todos quienes trabajan con ellos presenten su certificado de penales así como que hagan un expreso rechazo de la violencia física, psicológica y sexual", ha enfatizado.
La psicóloga ha asegurado que para esta unidad es importante el encuentro que va a tener lugar en Roma estos días porque las conclusiones que de allí salgan darán pautas y directrices a seguir para lograr esos espacios seguros en los que niños y adolescentes se puedan formar y sentir protegidos.
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Juan Antonio Menéndez hizo a presentación de la Delegación de Protección de los Menores y Acompañamiento a las Víctimas de Abusos rodeado por quienes van a formar parte de ella, que son la psicóloga María José Díez Alonso, que será quien la dirija; Ana Belén Fraile, abogada especiliazada en Derecho Civil y Canónico; el sacerdote José Antonio Crespo, dedicado a escuchar a personas en situaciones difíciles; y la delegada de Medios de Comunicación, María Ángeles Sevillano. Este órgano también lo forman otros asesores e incluso una víctima. Su objetivo, según el obispo, es "reparar el daño causado en la medida de lo posible y evitarlo en el futuro".
El prelado, que preside la comisión creada por la Iglesia a finales del pasado año para la prevención y protección de los abusos sexuales a menores, ha destacado la necesidad de habilitar un órgano de estas características en Astorga, donde se han denunciado varios casos de abusos.
"Las víctimas han de ser acompañadas y hay que tratar de escucharlas siempre. Y lo deben hacer personas con experiencia para lograr ser más eficaces, porque esto no se puede dejar en manos de aficionados", ha declarado el obispo.
Según Menéndez, uno de los objetivos fundamentales que ha de conseguir esta iniciativa es "asegurar en la Diócesis que los espacios eclesiales sean seguros". Ha agregado que una función "muy importante" de cara al futuro será la de "sensibilizar, formar e informar correctamente" sobre los abusos a menores a todos los fieles, especialmente a los sacerdotes, a los que se están formando como clérigos y a todos aquellos que tienen un trato más directo con los menores.
Ha precisado que la Delegación "se coordinará con otros órganos de la Diócesis para que todas las organizaciones que tienen a su cargo a niños sepan a que atenerse y qué hacer en cada momento para prevenir abusos y, si se detectan, orientar las actuaciones a seguir".
"Nunca tenía que haber sucedido"
Por su parte, la directora de la Delegación, María José Díez Alonso, se ha dirigido a las víctimas para trasladarles su disposición y la del equipo multidisciplinar creado para "escucharles y ayudarles en todo cuanto puedan necesitar". "Entendemos su rabia, su frustración y su pena, y esperamos poder ayudarlas en la reparación del daño del que han sido víctimas y que nunca tenía que haber sucedido", ha recalcado Díez.
Ha subrayado que la Delegación está abierta a recoger nuevas denuncias y a asesorar a los denunciantes en todos los aspectos, tanto jurídicos como psicológicos, así como en el acompañamiento moral a lo largo de los procesos de instrucción.
Ha destacado que otra labor importante que se ha encomendado a la Delegación es la formación de todos los agentes pastorales, entre los que se incluyen sacerdotes, catequistas y a todos quienes estén en contacto directo con niños y adolescentes con el objetivo de crear espacios seguros en los que puedan realizar las actividades eclesiales.
"Vamos a cuidar especialmente que se cumpla el protocolo diocesano de prevención y actuación frente a los abusos sexuales menores y que todos quienes trabajan con ellos presenten su certificado de penales así como que hagan un expreso rechazo de la violencia física, psicológica y sexual", ha enfatizado.
La psicóloga ha asegurado que para esta unidad es importante el encuentro que va a tener lugar en Roma estos días porque las conclusiones que de allí salgan darán pautas y directrices a seguir para lograr esos espacios seguros en los que niños y adolescentes se puedan formar y sentir protegidos.






