La Piñata de Astorga que transgredió y se consolidó como el carnaval más cotizado de la provincia de León
En este sábado de piñata raro, en el que la pandemia nos ha obligado a dejar colgados en el armario los disfraces, buceamos en la historia del carnaval astorgano que en este año extraño cumple la cifra redonda de 40 años
![[Img #52782]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/3663_ali-baba.jpg)
Quién les iba a decir a los pioneros de la Piñata que 40 años después el carnaval de Astorga sería uno de los más cotizados de la provincia. Quienes percibieron que celebrar el carnaval tres días después del miércoles de ceniza, y cinco años después de acabada la dictadura, tenía cabida en una ciudad marcada por ser cabeza de diócesis eclesiástica, tuvieron tintes de una cierta épica porque aquel gusto por el disfraz y la diversión chocaba con los sectores más conservadores y menos comprensivos con la apertura de la sociedad astorgana.
Corría el año 1980, faltaba un año para que saliera a las calles de Astorga el primer desfile de Piñata, cuando los componentes de Los Maragatos, el primer grupo constituido en la ciudad, regresaban de La Bañeza un martes de carnaval después de participar en el desfile. Venían con hambre, en la localidad vecina no habían encontrado ningún hueco en los bares para 'repostar', y volvieron a Astorga para picar algo en el Cubasol, pero mientras se decidían a entrar y con las ganas de fiesta se pusieron a cantar y a bailar en la calle. A algún vecino o vecina aquello no debió de parecerle lo correcto un día antes del miércoles de ceniza porque al más puro estilo español del 'agua va', allá que les arrojó un caldero de agua.
La anécdota la rememora Julián Velasco, la memoria de la Piñata y del grupo Los Maragatos, 41 años después subrayando que disfrutar disfrazándose en aquellos años era una transgresión porque cuestionaba la moral y las costumbres selladas a fuego durante 40 años de dictadura. Romper los esquemas mentales costó hasta una redada de la brigada antidroga de la Guardia Civil en la Piñata de 1982 porque "alguien les llamó, alguien movió los hilos para dar un susto y meternos en casa", recuerda Julián. Ante los ojos incrédulos de la gente que se estaba divirtiendo en los bares y los pubs de la época una vez finalizado el desfile, aquel despliegue policial sorprendió y en los primeros momentos no se sabía si aquello formaba parte del carnaval o iba en serio. Pero iba en serio, y ese sábado de piñata hubo una segunda parte del desfile en el cuartellillo de la Benemérita por donde payasos, vaqueros, indios y un sinfín de atuendos variopintos fueron desfilando para ser identificados. Los agentes no debieron encontrar lo que buscaban porque al cabo de unas horas, y con el susto superado, la juerga continuó.
![[Img #52792]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/9202_pi10ok.jpg)
Los bailes de carnaval antes de Franco
La celebración del carnaval astorgano después del miércoles de ceniza no fue un capricho de Los Maragatos por desmarcarse del resto de la provincia. La fiesta del disfraz en ese momento resonaba en la memoria de los más mayores de la ciudad, una tradición que Nino, el de la mercería que se encontraba en los soportales de la Plaza Mayor, transmitió a su hija Esperanza que fue quien informó a los pioneros de Piñata, "nos contó que su padre recordaba que antes de Franco, en las sociedades de recreo, el primer sábado después del miércoles de ceniza se hacía un baile donde se hacía una piñata que se cargaba de regalos, las parejas compraban una participación que regalaban a las novias. Y nos dijimos que podíamos hacer algo así", cuenta Julián.
![[Img #52800]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/3072_764703_1.jpg)
El nacimiento del sábado de piñata costó, pero los padres fundadores lo tenían muy claro: merecía la pena arriesgar porque "Astorga necesitaba dinamizarse con alguna fiesta nueva. Si mucha gente de aquí iba al desfile de La Bañeza por qué no lo podíamos hacer en Astorga. Hacer la competencia a La Bañeza no tenía sentido", porque era el punto de referencia del carnaval en la provincia, pero Astorga tenía un as en la manga, "aquí había la tradición de que se hacía en Piñata", relata Julián Velasco.
El gremio de los joyeros y la comida de San Eloy
La idea comenzó a bullir en la comida que reunió a los joyeros de Astorga el 1 de diciembre de 1980 para celebrar al patrón San Eloy. Lolo, el propietario de la ya desparecida Platería Benavides, propuso a los compañeros del gremio organizar una comparsa para participar en el desfile de La Bañeza. La idea caló en tres comensales: José Manuel Santos, Manolo Díguele y José María Ramos (el césar Josefus Orologius). A aquella comparsa la llamaron Los Maragatos y a su nacimiento contribuyeron dos figuras pioneras del carnaval astorgano: Nené y Emilio El Pertiguero. En el camino se fueron añadiendo otros carnavaleros como José Castaño Pardal, cuyo nombre figura en la primera autorización del Ayuntamiento para organizar el desfile; o como Julián Velasco que aterrizó en el grupo para echar una mano a su cuñado Nené con el traje de astronauta.
![[Img #52783]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/8551_pi2ok.jpg)
Los Maragatos organizaron la Piñata de 1981 a 1983, "creció muy deprisa hasta el punto que se nos fue de las manos, pero nunca imaginábamos el éxito que iba a tener. Hubo gente del comercio" y otros sectores de la ciudad que "vio que si lo cuidábamos iba a ser una gran fiesta", porque Piñata crecía "por el empuje" de los astorganos, como ocurrió con Astures y Romanos.
Los grupos: el alma de Piñata
De las mimbres de Los Maragatos nació el segundo grupo, este formado por mujeres. La peña El Parche germinó en la tienda de ropa de Rus (cuyo propietario era miembro del grupo pionero) de la mano de las dependientas y sus amigas, pero sobre todo de la madre del humorista y mejor embajador de Astorga, Dani Martínez. El tercer grupo surgió en la Cámara de Comercio con Jaillo, el del taller de coches, a la cabeza llamado La Chatarra.
El primer desfile de Piñata se armó con esos tres grupos, además de otros carnavaleros que se unieron para llevar los trajes de 'Alí Babá y la mitad de los ladrones' prestados por Los Maragatos, y participantes individuales como "Falo el sastre que iba de Cantinflas metiéndose con la gente" o el que desfiló con un carretillo de tejas burlándose del 'Tejerazo', el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981 abortado dos semanas antes de Piñata, "hay gente que tiene humor y le saca chispa a todo", afirma Julián Velasco.
El espíritu del carnaval siguió expandiéndose en la ciudad que despertaba con el grupo que se creó al calor de la peña del Real Madrid con su presidente Naúfer Fernández, con el ya desaparecido Máscara, con Sombra, Las Brujas...
![[Img #52790]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/989_pi8ok.jpg)
Para financiar la fiesta en los albores del sábado de Piñata, Los Maragatos implicaron a toda la ciudad vendiendo rifas, lotería y organizando cenas y verbenas en las discotecas de Astorga que en aquel momento eran Gaudí, Menphis, Michel's y La Parrilla Astoria.
![[Img #52794]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/5511_pi13ok.jpg)
![[Img #52795]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/3935_pi14ok.jpg)
![[Img #52796]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/3123_pi15ok.jpg)
![[Img #52798]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/2189_pi17ok.jpg)
En las cenas, además de divertirse a lo grande con las piñatas que escondían bromas, participaron los primeros pregoneros. El primer en pregonar la Piñata fue el sudirector de La Hora Leonesa Juan Ríos Suárez, que de la que vino a Astorga escribió la crónica de la coronación de la reina y damas del carnaval para el periódico.
![[Img #52789]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/463_pi7ok.jpg)
![[Img #52791]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/9750_pi9ok.jpg)
Las dudas en la campaña electoral de 1984
La Piñata fue creciendo hasta que en 1983 a Los Maragatos les desbordó. La organización dejó un déficit de más de 100.000 pesetas que les obligó a echar el freno. Una delegación del grupo carnavalero se entrevistó con el alcalde, Luis González Pérez (UCD), para informarle del potencial de la fiesta y de que aquello se estaba haciendo tan grande que desbordaba la capacidad de una peña de amigos. El dilema sobre la continuidad o no de Piñata se dilucidó pasadas las elecciones de mayo de 1983 en el gobierno del alcalde Recaredo Bautista (AEPI) con el apoyo del PSOE de Juan José Alonso Perandones.
En la campaña electoral, la candidatura de jóvenes empresarios dio aire a la importancia para Astorga de seguir celebrando el carnaval mientras el periódico El Faro publicaba en el 19 de abril el artículo '¿1983, último sábado de piñata?', donde se explicaba el déficit y los pormenores de la situación. Con las aguas más relajadas en 1984, el cartel anunciador de Piñata para los días 10 y 11 de marzo certificaba que el carnaval había llegado a Astorga para no irse.
![[Img #52784]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/1030_pi3ok.jpg)
![[Img #52785]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/15_pi4ok.jpg)
![[Img #52786]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/5860_pi1ok.jpg)
![[Img #52788]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/4570_pi6ok.jpg)
2021: el antes y el después
La fiesta carnavalera que nació de "abajo a arriba", como le gusta subrayar a Julián Velasco, se consolidó por la implicación de los astorganos y se ha celebrado de manera ininterrumpida hasta este 2021, cuando un coronavirus (que debería ser quemado en el cierre de la Piñata 2021) ha dejado a los grupos sin fiesta.
Velasco cree que este año en blanco debería suponer un antes y un después para volver en 2022 con fuerzas renovadas, porque está plenamente convencido de que "la industria de Astorga tiene que ser la fiesta porque no tenemos otra. ¿Cómo traemos gente en Astorga? Pues con fiesta, tenemos que reinventarnos para que pueda vivir la hostelería, el comercio. En la comisión de fiestas insisto porque la gente lo que quiere es divertirse" y aconseja a los responsables municipales que "lo tienen que reenfocar. Toda la gente de los grupos no solo de carnaval, también en Astures y Romanos, hay que cuidarlos, porque es una fiesta creada de abajo a arriba".
![[Img #52803]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/1790_img_27595.jpg)
![[Img #52804]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2021/5224_7857__dsc0408-1.jpg)
Defensor de que la fiesta debe ir acompañada de "algo más", Julián Velasco apunta a la parte cultural: "Yo insistiría en los antruejos, más seleccionados para buscar algo más cercano a nosotros como el personaje del Maragato" que existe en tantos carnavales gallegos o salmantinos como el de La Alberca. "Buscaría en nuestro antruejo costumbres desaparecidas como la caballada o la rotura de pucheros, para darle un toque más autóctono, que fuera algo más nuestro, más auténtico", sin olvidar las aportaciones que le dan calidad como la piñata artística de 2020 de María Camba respaldada por el Musac, "una obra que tenga un valor artístico, algo diferente, para darle un sentido. Yo apostaría por ese lado, un contenido más cultural puede dar una mayor repercusión. Es seguir creciendo poco a poco, tenemos una cantidad de gente involucrada con ganas de participar en una fiesta sana. Velasco no se olvida de los grupos y aconseja "apoyarlos, mimarlos, cuidarlos para que se reconzca el esfuerzo que hacen".
Julián concluye invitando a que "Astorga se reivente".
Quién les iba a decir a los pioneros de la Piñata que 40 años después el carnaval de Astorga sería uno de los más cotizados de la provincia. Quienes percibieron que celebrar el carnaval tres días después del miércoles de ceniza, y cinco años después de acabada la dictadura, tenía cabida en una ciudad marcada por ser cabeza de diócesis eclesiástica, tuvieron tintes de una cierta épica porque aquel gusto por el disfraz y la diversión chocaba con los sectores más conservadores y menos comprensivos con la apertura de la sociedad astorgana.
Corría el año 1980, faltaba un año para que saliera a las calles de Astorga el primer desfile de Piñata, cuando los componentes de Los Maragatos, el primer grupo constituido en la ciudad, regresaban de La Bañeza un martes de carnaval después de participar en el desfile. Venían con hambre, en la localidad vecina no habían encontrado ningún hueco en los bares para 'repostar', y volvieron a Astorga para picar algo en el Cubasol, pero mientras se decidían a entrar y con las ganas de fiesta se pusieron a cantar y a bailar en la calle. A algún vecino o vecina aquello no debió de parecerle lo correcto un día antes del miércoles de ceniza porque al más puro estilo español del 'agua va', allá que les arrojó un caldero de agua.
La anécdota la rememora Julián Velasco, la memoria de la Piñata y del grupo Los Maragatos, 41 años después subrayando que disfrutar disfrazándose en aquellos años era una transgresión porque cuestionaba la moral y las costumbres selladas a fuego durante 40 años de dictadura. Romper los esquemas mentales costó hasta una redada de la brigada antidroga de la Guardia Civil en la Piñata de 1982 porque "alguien les llamó, alguien movió los hilos para dar un susto y meternos en casa", recuerda Julián. Ante los ojos incrédulos de la gente que se estaba divirtiendo en los bares y los pubs de la época una vez finalizado el desfile, aquel despliegue policial sorprendió y en los primeros momentos no se sabía si aquello formaba parte del carnaval o iba en serio. Pero iba en serio, y ese sábado de piñata hubo una segunda parte del desfile en el cuartellillo de la Benemérita por donde payasos, vaqueros, indios y un sinfín de atuendos variopintos fueron desfilando para ser identificados. Los agentes no debieron encontrar lo que buscaban porque al cabo de unas horas, y con el susto superado, la juerga continuó.
Los bailes de carnaval antes de Franco
La celebración del carnaval astorgano después del miércoles de ceniza no fue un capricho de Los Maragatos por desmarcarse del resto de la provincia. La fiesta del disfraz en ese momento resonaba en la memoria de los más mayores de la ciudad, una tradición que Nino, el de la mercería que se encontraba en los soportales de la Plaza Mayor, transmitió a su hija Esperanza que fue quien informó a los pioneros de Piñata, "nos contó que su padre recordaba que antes de Franco, en las sociedades de recreo, el primer sábado después del miércoles de ceniza se hacía un baile donde se hacía una piñata que se cargaba de regalos, las parejas compraban una participación que regalaban a las novias. Y nos dijimos que podíamos hacer algo así", cuenta Julián.
El nacimiento del sábado de piñata costó, pero los padres fundadores lo tenían muy claro: merecía la pena arriesgar porque "Astorga necesitaba dinamizarse con alguna fiesta nueva. Si mucha gente de aquí iba al desfile de La Bañeza por qué no lo podíamos hacer en Astorga. Hacer la competencia a La Bañeza no tenía sentido", porque era el punto de referencia del carnaval en la provincia, pero Astorga tenía un as en la manga, "aquí había la tradición de que se hacía en Piñata", relata Julián Velasco.
El gremio de los joyeros y la comida de San Eloy
La idea comenzó a bullir en la comida que reunió a los joyeros de Astorga el 1 de diciembre de 1980 para celebrar al patrón San Eloy. Lolo, el propietario de la ya desparecida Platería Benavides, propuso a los compañeros del gremio organizar una comparsa para participar en el desfile de La Bañeza. La idea caló en tres comensales: José Manuel Santos, Manolo Díguele y José María Ramos (el césar Josefus Orologius). A aquella comparsa la llamaron Los Maragatos y a su nacimiento contribuyeron dos figuras pioneras del carnaval astorgano: Nené y Emilio El Pertiguero. En el camino se fueron añadiendo otros carnavaleros como José Castaño Pardal, cuyo nombre figura en la primera autorización del Ayuntamiento para organizar el desfile; o como Julián Velasco que aterrizó en el grupo para echar una mano a su cuñado Nené con el traje de astronauta.
Los Maragatos organizaron la Piñata de 1981 a 1983, "creció muy deprisa hasta el punto que se nos fue de las manos, pero nunca imaginábamos el éxito que iba a tener. Hubo gente del comercio" y otros sectores de la ciudad que "vio que si lo cuidábamos iba a ser una gran fiesta", porque Piñata crecía "por el empuje" de los astorganos, como ocurrió con Astures y Romanos.
Los grupos: el alma de Piñata
De las mimbres de Los Maragatos nació el segundo grupo, este formado por mujeres. La peña El Parche germinó en la tienda de ropa de Rus (cuyo propietario era miembro del grupo pionero) de la mano de las dependientas y sus amigas, pero sobre todo de la madre del humorista y mejor embajador de Astorga, Dani Martínez. El tercer grupo surgió en la Cámara de Comercio con Jaillo, el del taller de coches, a la cabeza llamado La Chatarra.
El primer desfile de Piñata se armó con esos tres grupos, además de otros carnavaleros que se unieron para llevar los trajes de 'Alí Babá y la mitad de los ladrones' prestados por Los Maragatos, y participantes individuales como "Falo el sastre que iba de Cantinflas metiéndose con la gente" o el que desfiló con un carretillo de tejas burlándose del 'Tejerazo', el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981 abortado dos semanas antes de Piñata, "hay gente que tiene humor y le saca chispa a todo", afirma Julián Velasco.
El espíritu del carnaval siguió expandiéndose en la ciudad que despertaba con el grupo que se creó al calor de la peña del Real Madrid con su presidente Naúfer Fernández, con el ya desaparecido Máscara, con Sombra, Las Brujas...
Para financiar la fiesta en los albores del sábado de Piñata, Los Maragatos implicaron a toda la ciudad vendiendo rifas, lotería y organizando cenas y verbenas en las discotecas de Astorga que en aquel momento eran Gaudí, Menphis, Michel's y La Parrilla Astoria.
En las cenas, además de divertirse a lo grande con las piñatas que escondían bromas, participaron los primeros pregoneros. El primer en pregonar la Piñata fue el sudirector de La Hora Leonesa Juan Ríos Suárez, que de la que vino a Astorga escribió la crónica de la coronación de la reina y damas del carnaval para el periódico.
Las dudas en la campaña electoral de 1984
La Piñata fue creciendo hasta que en 1983 a Los Maragatos les desbordó. La organización dejó un déficit de más de 100.000 pesetas que les obligó a echar el freno. Una delegación del grupo carnavalero se entrevistó con el alcalde, Luis González Pérez (UCD), para informarle del potencial de la fiesta y de que aquello se estaba haciendo tan grande que desbordaba la capacidad de una peña de amigos. El dilema sobre la continuidad o no de Piñata se dilucidó pasadas las elecciones de mayo de 1983 en el gobierno del alcalde Recaredo Bautista (AEPI) con el apoyo del PSOE de Juan José Alonso Perandones.
En la campaña electoral, la candidatura de jóvenes empresarios dio aire a la importancia para Astorga de seguir celebrando el carnaval mientras el periódico El Faro publicaba en el 19 de abril el artículo '¿1983, último sábado de piñata?', donde se explicaba el déficit y los pormenores de la situación. Con las aguas más relajadas en 1984, el cartel anunciador de Piñata para los días 10 y 11 de marzo certificaba que el carnaval había llegado a Astorga para no irse.
2021: el antes y el después
La fiesta carnavalera que nació de "abajo a arriba", como le gusta subrayar a Julián Velasco, se consolidó por la implicación de los astorganos y se ha celebrado de manera ininterrumpida hasta este 2021, cuando un coronavirus (que debería ser quemado en el cierre de la Piñata 2021) ha dejado a los grupos sin fiesta.
Velasco cree que este año en blanco debería suponer un antes y un después para volver en 2022 con fuerzas renovadas, porque está plenamente convencido de que "la industria de Astorga tiene que ser la fiesta porque no tenemos otra. ¿Cómo traemos gente en Astorga? Pues con fiesta, tenemos que reinventarnos para que pueda vivir la hostelería, el comercio. En la comisión de fiestas insisto porque la gente lo que quiere es divertirse" y aconseja a los responsables municipales que "lo tienen que reenfocar. Toda la gente de los grupos no solo de carnaval, también en Astures y Romanos, hay que cuidarlos, porque es una fiesta creada de abajo a arriba".
Defensor de que la fiesta debe ir acompañada de "algo más", Julián Velasco apunta a la parte cultural: "Yo insistiría en los antruejos, más seleccionados para buscar algo más cercano a nosotros como el personaje del Maragato" que existe en tantos carnavales gallegos o salmantinos como el de La Alberca. "Buscaría en nuestro antruejo costumbres desaparecidas como la caballada o la rotura de pucheros, para darle un toque más autóctono, que fuera algo más nuestro, más auténtico", sin olvidar las aportaciones que le dan calidad como la piñata artística de 2020 de María Camba respaldada por el Musac, "una obra que tenga un valor artístico, algo diferente, para darle un sentido. Yo apostaría por ese lado, un contenido más cultural puede dar una mayor repercusión. Es seguir creciendo poco a poco, tenemos una cantidad de gente involucrada con ganas de participar en una fiesta sana. Velasco no se olvida de los grupos y aconseja "apoyarlos, mimarlos, cuidarlos para que se reconzca el esfuerzo que hacen".
Julián concluye invitando a que "Astorga se reivente".